El Clásico Nacional en la rama femenil sigue ganando adeptos, pasión y nivel. En el juego de ida de los cuartos de final, América y Chivas ofrecieron un juego con emociones y en el que también hubo polémica, lo ganaron las Águilas 2-1, se llevan una ligera ventaja para el juego de vuelta en el que al Rebaño solo le basta con ganar el partido para instalarse en semifinales.
Fue un América de dos caras, muy práctico en el primer tiempo y superado en el segundo, pero con una cuota de fortuna que le sonrió a las de Coapa cuando Chivas buscó atacarlas. Y el Rebaño fue algo similar, con un primer tiempo desdibujado y un complemento más reconocible, aunque con falta de puntería.
América tuvo un inicio trepidante, arrancó con más intensidad que Chivas, algo que sorprendió al equipo rojiblanco que tardó en meterse al juego y cuando lo hizo ya iba por debajo del marcador.
Y es que América encontró profundidad por las bandas además de hacer a Sarah Luebbert su punto de referencia en ataque, la estadunidense se movía con libertad detrás de Daniela Espinosa y las zagueras de Chivas no le tomaban el pulso.
La primera de peligro fue un cabezazo de Montserrat Saldívar que se fue por un costado. Respiró Chivas que no fue capaz de espabilar y América no bajó la velocidad, era el momento para apretar y siguió con las mismas pulsaciones; entonces vino un tiro libre cobrado por Eva González, en el área cabeceó Janelly Farías, la portera de Chivas, Celeste Espino rechazó, pero nadie en la zaga rojiblanca reaccionó con prontitud, sí lo hizo Luebbert que cazó le rechace y la mandó al fondo al 10’.
América seguía llevando el ritmo del juego, poco a poco Chivas lo emparejó, pero las Águilas mostraban mucha concentración en defensa, Alicia Cervantes no lograba encontrar una pelota, las de Coapa secaban al arma más poderosa del Rebaño.
Bajaron las pulsaciones, América retrocedió unos metros, se tomó un respiro porque el inicio había sido muy demandante. Chivas protestó un penal sobre Montoya, pero la árbitro consideró que no había habido falta de Orejel.
Y cuando por fin Licha Cervantes le ganó la espalda a la zaga amarilla, Renata Masciarelli salió presta para evitar el peligro. Cuando pintaba asomarse el Rebaño Sagrado llegó el segundo de América.
Un largo despeje de Masciarelli fue extendido por Luebbert, la bola le cayó a Montse Saldívar, y la lateral-volante entró al área para tirar una diagonal que Miriam Castillo trató de cortar, pero la terminó empujando a las redes. Autogol al 38’ que desmoralizaba a las tapatías.
El segundo tiempo creció el partido, se jugó a corazón abierto, de norte a sur, porque Chivas salió con más determinación, y apareció el cañón de Alicia Cervantes.
Chivas recuperó la pelota en el medio campo y desde la banda derecha vino un centro al área, ahí Cervantes la mató con el pecho y sacó una media vuelta espectacular con la derecha, Masciarelli manoteó la bola, pero no evitó el gol al 49’.
Todo lo que no hizo Chivas en el primer tiempo lo logró en unos minutos, le metió el miedo en el cuerpo al América, el Rebaño era un huracán, las tapatías reclamaron otro penal sobre Cervantes al 52’, pero de nuevo la silbante dijo que no. Y en un tiro de media distancia de Jaramilllo; Renata desvió el balón que se estrelló en el larguero.
Pedía tregua América y Chivas no se la concedía, incluso el Rebaño dejó ir el empate cuando Cervantes no logró rematar un balón que le bajaron en el área. Era el momento de las tapatías que mantenían arrinconadas a las americanistas.
Logró templar el partido América, pero dejó de tener presencia en ataque, Harrington apostó por llevarse la ventaja y no necesitar de la heroica en el juego de vuelta en el estadio Akron.
A las Águilas un empate les dará el pase a las semifinales, y a Chivas le vale con ganar por cualquier marcador. La moneda está en el aire y será un duelo de mucha tensión.
MGC