La fe de América no tiene límites, es un equipo que cree en sí mismo y aunque parece que la derrota está cerca, ésta no llega, las Águilas son un equipo con sangre y doblegarlos costará sangre, sudor y lágrimas. Cuando parecía que Santos daba la gran sorpresa, los de Coapa tiraron de orgullo y rescataron un empate 3-3 que les permite situarse como líderes en solitario. Y aunque se acabó la racha de victorias, su afición se fue contenta por ver que su equipo tiene un espíritu combativo.
El juego era un mano a mano entre dos equipos que han venido repuntando, y Fernando Ortiz mandó a lo mejor, el técnico no se toma nada a broma y solo le dio ingreso a Layún por Lara, que tiene molestias en un tobillo, el resto, los mejores jugadores que hoy tiene a la mano.
Y el encuentro no decepcionó, tuvo altas pulsaciones desde los primeros minutos, los dos salieron a medir su calibre, fue un intercambio de golpes de esos que emocionan a la grada. Pegó primero Santos cuando aprovechó un despiste de la defensa azulcrema y Leo Suárez tomó la pelota por la derecha, se deshizo del Cabecita y sacó un tiro con la zurda a palo contrario de Ochoa. Los laguneros sometían al líder al 8’.
Pero si algo tiene este América es capacidad de reacción y apenas movió la pelota en el centro del campo se fue al ataque, Valdés sacó un tiro que repelió Acevedo, pero el arquero lagunero la dejó viva para que Henry llegara y la mandara al fondo. En menos de un minuto América mostraba su empaque.
Errores que penalizan
Santos se tomó un respiro, no bajaron las pulsaciones, América insistía en busca del segundo, este equipo no se toma pausas, juega a lo suyo, a ganar los partidos, pero en ese afán los visitantes aprovecharon otro yerro defensivo.
Una pérdida de Fuentes en medio campo dejó mal parado al equipo, transición vertiginosa de Santos, de una banda a la otra y una calca del primer gol. De nuevo Suárez la tomó por derecha, de nuevo recortó hacia el centro y de nuevo batió a Ochoa. Al 17’ las Águilas otra vez tenían que ir a contracorriente.
Y si los de Coapa no aprendieron la lección, los laguneros sí que lo hicieron, se pusieron serios en defensa y entendieron que no podían jugar a corazón abierto, recularon unos metros, cedieron la iniciativa y apostaron por una pelota larga. Incluso Gorrarían estremeció el palo con un tiro de media distancia.
América seguía a lo suyo, tenía claro su plan de juego y fue fiel a ello, tuvo la pelota, buscó los espacios, pero no los encontraba y cuando parecía percutir, Acevedo le negó a Valdés la igualada con un buen manotazo.
Los laguneros no veían la pelota, pero no es algo que les inquietara, supieron sobrevivir al monólogo amarillo. Se enfrió el partido, porque Santos le bajó las revoluciones a los azulcrema, aunque al final del primer tiempo el Cabecita se encontró con una pelota en la frontal del área, pero su tiro se fue desviado.
Reacción de líder
Para el complemento, América salió con un poco más de decisión, pero Santos no perdía la cuadratura, es un equipo que Eduardo Fentanes ha construido con cimientos claros desde abajo, con mucho sentido y apoyo de todos en las tareas defensivas.
América ya iba con menos intensidad, y de nuevo Santos aprovechó una pérdida de Fidalgo en medio campo, otra transición rápida que acabó con un tiro de Juan Bruneta que Ochoa tapó, pero Harold Preciado empujó el rebote al 66’.
Reaccionó América sobre el cierre con un autogol de Hugo Rodríguez, parecía que no le alcanzaba para más, pero la fe de este equipo no tiene límites y justo en la compensación un centro desde la derecha de Fidalgo fue cabeceado por Viñas y la mandó al fondo, empate vibrante.
Sí se acabó la racha de triunfos, pero ese punto lo mantiene como líder en solitario, el sábado viene Chivas y es un aliciente suficiente para recuperar el camino de la victoria, eso sí lección clara: los errores cuestan caro.
MGC