Fueron 70 años de espera. Muchos se fueron de este mundo sin gozar de una alegría similar, pero aquella deuda que parecía impagable, Atlas la salda con creces. Cayeron 2-1 ante Pachuca en el Estadio Hidalgo, pero el global 3-2 les favoreció. El Atlas de Diego Cocca es bicampeón del futbol mexicano.
Los fantasmas del último equipo que salió con una doble corona de la Bella Airosa rondaban, a su vez, la gente de casa se agarró de toda aquella esperanza que le permitía pensar que la remontada era posible. Hace una semana Tigres había demostrado que la defensa atlista podía ser endeble.
Esta vez Diego Cocca optó por modificar su línea de tres centrales, para plantar un 4-4-2 tratando de evitar lo que tanto daño hizo al rojinegros en la ida que fueron las acometidas por los costados de los laterales de los Tuzos.
Julián Quiñones probó con un disparo en el minuto 3, pero poco peligro le generó al guardameta Óscar Ustari. Había mucha historia que contar de la primera mitad, eso apenas era el comienzo.
Romario Ibarra y Avilés Hurtados fueron un auténtico dolor de costado por las bandas. Ni el 2 contra 1 que proponían los Zorros bastaba en ocasiones a los hombres de Guillermo Almada.
Así fue como llegó el primer gol de la noche. Romario salió de dos hombres para enfilarse al marco y disparar al segundo poste ante la salida de Camilo Vargas, primer llegada, primer gol. La remontada era posible, al 7’ el tuzo se acercaba.
Al 10’ se presentó la más clara de los Zorros hasta ese momento, una serie de rebotes en donde el balón cayó en el menos lúcido, Martín Nervo, que a los tumbos disparó, pero Facundo Cabral sacó el balón de la línea para mantener su portería imbatida.
Kevin Álvarez no dejó de ser un peligro punzante al espalda de Aníbal Chalá, pero no estuvo fino de cara al marco. La polémica se presentó en el 22’, la gente pedía un penal de Anderson Santamaría sobre Romario.
Fueron más de seis minutos los que Fernando Hernandez y la revisión silenciosa del VAR tardaron en determinar que no había falta, el rojinegro respiraba mientras el Hidalgo empujaba.
Llegó la que a Atlas esperaba, una mano dentro del área a disparo de Javier Abella, el VAR hizo su aparición una vez más para dar luz en la obscuridad que vivían los tapatíos. Julio Furch desde los once pasos en el 44’ dio esperanza venciendo a Óscar Ustari, el juego se ponía 1-1.
Aunque no fueron las ultimas noticias que se recibieron de una vibrante primera mitad. En los 9 de agregado, un balón pasado resultó en un gran centro para Nico Ibáñez que a contrapié perforó la red con un remate de cabeza para dar la ventaja de nuevo al Pachuca. Al descanso se fueron las cosas 2-1 en favor de los locales y el guión para la parte complementaria no podía ser mejor.
Las piezas comenzaron a moverse y el juego se volvió ríspido, Santamaria, quien ha jugado toda la liguilla con el tabique fracturado no pudo más. Cocca tuvo que mover el armado, pero le ayudó a contener a un Pachuca al que se le venía menos fuerza.
Aún así, Nico Ibáñez se encontró un error de Ema Aguilera en el 68’ tres cuadros de cancha , se enfiló al marco y cuando jaló del gatillo la mandó por arriba de la portería. El rojinegro respiraba, mientras Pachuca seguía al acecho.
Todo empeoró cuando Aníbal Chalá se tuvo que ir expulsado a 10 minutos de finalizar el tiempo regular. El VAR detectó un pisotón del ecuatoriano y dejó en desventaja a su equipo. Por si a esto le hiciera falta más drama.
Y así fue como Atlas se aferró a la vida, con la recta final por delante y con los seis de agregados que hicieron del juego una eternidad para todo aquel que portaba una playera rojinegra.
Por que tenía que ser así, A lo Atlas, aquella palabra que juraron alguna vez eliminar, en cambio, Diego Cocca y su equipo se dedicaron a transformarla, el sufrimiento se volvió en júbilo. El Rojinegro es bicampeón del fútbol mexicano, levantando trofeo dobles, pues también se les entregó el Campeón de Campeones.
FCM