El futbol femenil vive un desarrollo único en el mundo, no es la excepción en nuestro país. Con una Liga MX Femenil que crece a pasos agigantados como una de las más relevantes en el planeta, los pasos que da la selección femenil con su última participación en la Copa Oro W e incluso la presencia de aficionadas en los estadios, la asistencia a los partidos y el uso de esta herramienta como protesta ante la equidad de género.
Shelma Cerrillo forma parte de Leadership Woman Football (LWF) México como una de sus ponentes en este evento y platicó con MILENIO-La Afición antes de su participación este martes 30 de abril en el Lunario del Auditorio Nacional. Durante esta entrevista, nos habló un poco de sus perspectivas de este crecimiento en el balompié femenil y la importancia de seguir alzando la voz.
“Se han dado a la tarea de juntar a voceras y voceros, a gente muy participante en nuestro país y yo como parte de la Barra Feminista estaré hablando justamente de todo lo que nosotras como aficionadas al futbol femenil, que nos gusta no solo invitar a las mujeres a que acuden al estadio, también a que apoyen el deporte en México y que ayuden incluso a manifestarnos y señalar esas carencias que todavía está sufriendo el deporte hacia las mujeres en México”, indicó Cerrillo.
Todo comenzó con estampitas
La Barra Feminista es una iniciativa que busca otro futbol, uno seguro. Un grupo de mujeres feministas y aficionadas a este deporte se conoció para intercambiar estampas del Mundial Femenil Francia 2019. A partir de ahí se hicieron convocatorias en redes sociales y se dieron cuenta de que había más mujeres con la misma pasión que ellas y que comenzaron a verse en los partidos. Su meta ha sido el generar una base de apoyo sólido para las futbolistas, sin importar los equipos, que se visibilice su trabajo y se generen mejores condiciones para disfrutar de este deporte.
“Muchas de ellas a lo mejor han venido al estadio y no se sentían seguras, pero claro que con la Liga Femenil esta perspectiva se ha cambiado, nos hemos dado cuenta de que es más seguro ir al estadio para ver partidos con la familia y un ambiente distinto que en la varonil”, explica.
Shelma no fue de las fundadoras, pero sí se integró poco después. Cuando se unió, todas tenían playeras moradas y la integración fue inmediata. “Desde ahí prácticamente no me les he despegado”, admite. “De esa forma es que se sigue buscando ofrecer un espacio para las mujeres aficionadas, específicamente solo apoyamos a las futbolistas”.
A los partidos acuden con lienzos (ellas los llaman trapos), los cuales llenan con mensajes, incluido el de Otro Futbol es Posible. “Con esta frase nos referimos a un futbol sin violencia, porque nos hemos topado en los estadios que a veces insultan a las jugadoras y por lo general son hombres; también han existido algunas mujeres, pero que por lo general van acompañadas de hombres. Esa es mi experiencia que he tenido”, relata.
“Pensamos que tenemos ese papel no solamente del derecho al gozo, al disfrute, o de acudir en manada, como decimos en la Barra Feminista. También señalamos estas otras cuestiones que no vemos bien, porque incluso manchan el futbol femenil con agresiones, es algo que se ve a nivel mundial y nosotros tenemos estas consignas que gritamos cuando vamos al estadio: si gana una, ganamos todas y nuestra playera es morada con toda la intención de que sepan que apoyamos a todas en general, a todos los equipos o sea apoyamos el futbol femenino; esa es nuestra bandera, no un equipo como tal sino el futbol femenino, incluso hacer voces en nombre de algunas futbolistas, porque tal vez ellas tienen riesgo de perder su trabajo, pero nosotras no perdemos nada y podemos hacerlo”.
El futbol femenil y su actualidad
Durante la plática, señala que el futbol femenil ya tenía trascendencia desde hace décadas, como en el documental que explora la celebración del Mundial Femenil de 1971 en Ciudad de México y Guadalajara y en el que se tuvo una asistencia de 110 mil personas para ver a México enfrentarse a Dinamarca en la Final, con un subcampeonato para el Tricolor y que muy poca gente conoce. Hoy el panorama es distinto.
“Esa historia pues se conoce poco y entonces sale justamente la Liga Femenil en 2017, a partir de ello se tienen más reflectores a nivel mundial. Ha ido muy bien el apoyo de la FMF, de la propia Liga, de estos esfuerzos para que crezca el futbol femenil en nuestro país y en cada uno de los clubes”, dice.
Para ella, nuestro país va con un buen ritmo de crecimiento, pero todavía quedan aristas que modificar y algunas brechas por cerrar, como la paridad en salarios y también entre equipos, es decir, aquellos que se tomaron en serio el proyecto de la Liga y que por eso han invertido desde un inicio para ser constante en la Liguilla.
“Quienes no han tenido esta voluntad de inyectarle al futbol femenil no han tenido los resultados que sí han tenido los primeros equipos evidentemente, pues porque para eso también hay que creer en el proyecto y hay que invertirle al proyecto y eso hace que aún existan esas diferencias, no solamente en el futbol mexicano, también en otros países”, analiza. “Ada Hegerberg dejó de jugar para su país porque no recibía respuesta de una igualdad de deportes, siendo que destaca y no había un salario igualitario… el futbol femenil revoluciona cada día de forma distinta y creo que es una lucha que seguirá”.
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MGC