Pumas y América es una rivalidad que despierta la pasión, incluso muchos aficionados que no son afines a ninguno de los equipos suelen dedicarles un rato a mirarlos por televisión o van a verlos al estadio. En las tribunas pintan las gradas con sus colores y se escuchan los coros de sus cantos de batalla. Desde el Goya y el Cómo no te voy a querer, al Vamos América. Es un clásico aunque a algunos no les guste, pero cómo nació esa rivalidad que incluso ha llevado a escenas de violencia.
Todo se remonta a la década de los años 60, cuando Pumas vivía sus primeros años en el futbol mexicano, era un equipo que en aquellos años se sostenía con jugadores que detectaban en las Preparatorias y que les ofrecían un salario menor, pero la posibilidad de alcanzar el profesionalismo. Los de Coapa ya presumían su capacidad financiera, sobre todo, después de que fueron adquiridos por Emilio Azcárraga Milmo.
La diferencia de ideologías fue un primer punto de rivalidad entre ambos, tenía la etiqueta de ser una lucha de clases sociales. En el terreno de juego todo empezó con el traspaso de Enrique Borja, el delantero surgido en la fábrica universitaria que fue vendido sin reparo (y sin su deseo) al América. Era el año de 1969, cuando Borja incluso amenazó con hablar con el presidente de la república de aquel entonces, Gustavo Díaz Ordaz.
Pumas sintió que América le arrebató a Borja a punta de billetazos y desde ahí nació esa animadversión deportiva que se fue haciendo más grande con el paso de los años y cuando esos episodios se repitieron años más tarde con otros jugadores, por ejemplo, Braulio Luna.
Pero para explicar la rivalidad entre estos dos equipos también se debe voltear a ver las finales que ambos jugaron en los años 80 y 90. Pumas se sintió robado por la de 1984-85 que se fue a tres partidos y que se definió en La Corregidora con un polémica arbitraje de Joaquín Urrea.
Los aficionados universitarios han sostenido por años la tesis de que América representa el poder y el control del futbol mexicano y, por ende, ejerce influencia sobre los árbitros. Teorías de conspiración no comprobadas y que en el seno de las Águilas no han tenido eco.
La final de la Temporada 1990-91 refrendó la rivalidad cuando Universidad se cobró revancha de otras finales que perdieron en los años 80. Después vino una época en la que no se toparon en Liguillas, hasta las semifinales del 2002 cuando volvieron a cruzarse y los de Coapa se llevaron el pase a la final.
Hubo un periodo en que, de manera desafortunada, la violencia llegó a aparecer, incluso pareció hacerse común ver imágenes de violencia y enfrentamientos entre aficiones de ambos equipos, al punto de que América tenía que llegar en camionetas blindadas y escoltadas a CU. En el Olímpico o en el Azteca, el juego se convirtió en un duelo de alto riesgo que derivó en la aparición de miles de policías que trataban de imponer la paz.
A nivel deportivo, la llama de la rivalidad no se ha perdido, al contrario, va en aumento y eso gracias a las Liguillas en las que se han cruzado, con Miguel Herrera fue un dominio abrumador, en 2015 Universidad cobró varias afrentas, pero después vino una goleada de escándalo en el Apertura 2018 cuando las Águilas volvieron a eliminar a los universitarios. Y en el pasado mes de diciembre, Universidad fue a acabar con el invicto y el liderato de América en el mismo estadio Azteca. Desde los años 60 hasta ahora, la rivalidad se mantiene intacta, por fortuna, la violencia ha ido a la baja.
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