La liguilla directa se le escapó a Cruz Azul, y tampoco es que hiciera mucho por merecerla, la tenía en sus manos y se le diluyó, porque La Máquina sigue siendo un equipo que no se desprende de la inconsistencia y es incapaz de dar un golpe de autoridad cuando debe hacerlo. La derrota 0-1 ante el Atlético de San Luis complica el panorama del conjunto celeste que si no gana en la última jornada podría ser visitante en el juego de repechaje, mientras los potosinos aseguraron su lugar en la repesca.
Y es que en la imaginaria, solo en eso, Juan Reynoso buscó mandar un mensaje de que atacaría a los potosinos. El peruano envió un once que en el papel parecía de corte muy ofensivo, pero todo ser quedó en el tintero y en la imaginaria del estratega celeste, porque el plan no funcionó.
La Máquina no arrancó, no fue capaz de acelerar el partido, cuando se esperaba un equipo que mandara un mensaje de jerarquía y dejara en claro que tiene los argumentos para entrar a la liguilla de forma directa, su escuadra no transmitió nada en el primer tiempo.
Fue un Cruz Azul a ritmo más que lento, que tuvo la pelota, pero no progresó con ella en los pies, le faltó imaginación y vértigo, mucho vértigo, porque no tuvo la capacidad de agitar el partido, no fue una escuadra que se lanzara con determinación en busca de ese pase directo.
Si Reynoso pretendía que Antuna y Mayorga le dieron amplitud y profundidad al equipo, no salió ni una ni otra, si pensaba que Romero y Tabó tendría balones para tratar de hacer daño, tampoco se dio. No a Cruz Azul no le salió nada en el primer tiempo, fue un equipo plano, sin chispa, uno al que la Liguilla directa se le iba de las manos por su propia inacción.
Y es que el Atlético de San Luis, que vino al Azteca con un plan bien claro, que consistió en ser un bloque serio en defensa, sí que se encontró con mejores resultados, los potosinos de ordenaron con mucha idea, sabían que el juego tenía que ser un ejercicio de paciencia y lo llevaron a ese terreno, cerrando espacios y esperando una jugada que les pusiera en un estado favorable.
Sin nada de emoción, el juego tuvo un ritmo soso, fueron 45 minutos insípidos, en los que ninguno dejó algo para el recuerdo, hasta que llegó el tiempo añadido, justo al 46 dio el partido tuvo un momento de emoción, pero no fue de La Máquina sino de la visita. Una acción en la que Murillo tomó dormida a la defensa celeste, el volante venezolano filtró un balón a la espala de los centrales, a los que el lateral potosino, Ricardo Chávez, se los comió con una diagonal, aguantó la salida de Jurado y definió con la zurda justo antes de irse a los vestuarios.
La Máquina estaba obligada a reaccionar, a tocar arrebato, a mostrar la personalidad de un equipo que quiere la liguilla sin pasar por la aduana del repechaje. Reynoso mandó a Giménez por Mayorga. No mejoraba Cruz Azul y el timonel celeste agitó en banquillo en busca de reacción. Morales por un extraviado Romero, Escobar por Baca y Abraham por Aguilar que se marchó con molestias.
No le salía nada al equipo celeste, que seguía sin tener un remate a gol, incluso se salvó del segundo cuando Waller robó la pelota en medio campo, llegó al área, pero su tiro se lo tapó Jurado y con eso mantenía con cierta vida a La Máquina. Se agotó el tiempo, Cruz Azul fue incapaz de empatar el partido, sufrió otra derrota en casa, ha sido un torneo gris para los celestes en el Azteca.
Cruz Azul, que llegó a este juego con la opción de meterse en los puestos de Liguilla directa, no fue capaz de validar esa condición, se le fue de las manos. La próxima semana se mide a un América enrachado y los augurios no son los mejores. A la hora buena, el equipo de Juan Reynoso ha extraviado el rumbo.
ZZM