América lo logró, ha conseguido una marca que no había conquistado en más de 105 años de historia: 9 victorias de forma consecutiva, lo ha conseguido de la mano de Fernando Ortiz, un entrenador que ha demostrado su capacidad para comandar la silla más caliente del futbol mexicano. El triunfo 1-2 sobre Necaxa entra en los libros, porque este equipo está dejando muestra de carácter y buen juego, cosas que hace tiempo no se veían.
En medio de la euforia que pueda generar la victoria, hay que decir (con toda franqueza) que la segunda línea de América no está a la altura de la primera, porque hay jugadores suplentes que no tienen el nivel que hoy presentan futbolistas estelares del cuadro de Coapa
América empezó con buen nivel, pero no logró mantener esas pulsaciones, y Necaxa se metió pronto en el partido. Un centro de Brian Garnica lo bajó con la cabeza Facundo Batista para Fernando Madrigal, el mediocampista mostró temple, controló y buscó driblar a Óscar Jiménez, fracasó en ese intento, pero Batista llegó justo al encuentro y mandó la bola al fondo, apenas iban 7 minutos y la adversidad se le presentaba a las Águilas.
La versión que se veía del equipo azulcrema no era como la de las últimas semanas. Reyes está por debajo de lo que ha ofrecido Luis Fuentes, Jonathan no ofrece el manejo de Fidalgo, Layún erró la mayoría de sus centros, Viñas estuvo muy extraviado. Se echaba de menos la proyección de Valdés y el desequilibrio de Zendejas. No se conectaba América
En el cierre pareció espabilar el equipo de Ortiz, que incluso empató el juego con un gol de Henry, pero Cabecita fue pillado en fuera de juego en una acción previa. El propio Henry se perdió un cabezazo cuando llegó solo en el cobro de un córner. Y la Bomba también reclamó un penal cuando Segovia lo sujetó en el área, pero el árbitro, Fernando Guerrero, se mantuvo firme en la decisión de no marcar nada.
La clarividencia de Fidalgo
Y para el segundo tiempo, un solo movimiento le cambió la cara al América: el ingreso de Álvaro Fidalgo le dio lucidez a todo el equipo, el mediocampista español es el barómetro del equipo, con su sola presencia cambia los tiempos del juego, su clarividencia quedó de manifiesto casi de inmediato.
El Maguito controló un balón por izquierda, cortó al centro, arrastró jugadores y solo él era capaz de ver el hueco para filtrar un pase para Jonathan dos Santos, quien controló con la zurda, giró y chutó con derecha, gran definición para el empate al 58’.
América se decidió a mostrar su músculo, el Tano Ortiz agitó el banquillo, era el momento para ir por el triunfo, olió el miedo de los Rayos que se sentían superados, como si percibieran el vendaval que se le venía.
Se puso serio el cuadro de Coapa, que se puso el cuchillo en los dientes. Cabecita le dio la vuelta al juego, pero su gol fue anulado por el VAR por una mano del charrúa, quien, después, dejó la pelota en el poste.
Ya era un América reconocible, y terminó por darle la vuelta al juego. Brian Rodríguez, de buenos minutos, puso una pelota a la que llegó Roger para empujarla, el colombiano que no había jugado desde la Jornada 1, entró como héroe para marcar el 1-2 al minuto 74. Un gol que entra a los libros de historia del cuadro de Coapa.
El coraje de América no se discute, ha encontrado una esencia futbolística, que está cimentada en algunos jugadores, entre ellos Álvaro Fidalgo, quien hoy por hoy está convertido en el corazón del equipo.
Fernando Ortiz ha logrado lo que nadie había conseguido en poco más de 105 años: 9 victorias de forma consecutiva, su gestión de grupo se ha visto premiada con esa marca, pero el mismo entrenador mantiene la ecuanimidad, la siguiente semana hay dos juegos en casa: Santos y Chivas, a los que llega como favorito porque lo que muestra en la cancha es el principal respaldo a esa etiqueta.
MGC