Para muchos jóvenes deportistas, el camino hacia la realización de sus sueños puede parecer inalcanzable. Sin embargo, la historia de sacrificio y perseverancia de un jugador paraguayo demuestra que con esfuerzo, dedicación y fe en uno mismo, se puede superar cualquier obstáculo.
Desde sus inicios, Pepe Cardozo enfrentó numerosos desafíos que lo forjaron como persona y profesional. "Sufrí mucho para poder lograrlo, no fue nada fácil mi carrera, fue largo, complicado y difícil, pero me gustó. Me gustó porque uno valora más cuando logra algo a partir del trabajo, la entrega y el profesionalismo", confiesa con orgullo el Diablo Mayor.
En sus años en el Club Deportivo Toluca, atravesó un periodo especialmente complicado. Durante dos años estuvo lesionado, apartado de los entrenamientos y los planteles principales. “Todos me querían correr.
"Un entrenador incluso llegó a decir que era la ‘mufa’ y me mandó a entrenar solo. Iba al volcán con mi perro, él era mi único compañero. Aunque estaba desesperado, me preparaba para aprovechar cualquier oportunidad porque era lo que quería”.
La gratitud hacia Toluca es uno de los valores que marcó su carrera. A pesar de su situación, el club renovó su contrato sin que él pudiera jugar un solo minuto. Con el tiempo, esta confianza fue recompensada, y el jugador logró establecerse como pieza clave del equipo.
Más allá de los retos deportivos, el fútbol le permitió crecer como ser humano. Aprendió a convivir con todo tipo de personalidades y a valorar la lealtad como uno de los pilares más importantes en cualquier equipo.
En la cancha, su capacidad de adaptación y su conexión con compañeros como Fabián Estay y Vicente Sánchez le permitió brillar en momentos clave, dejando recuerdos imborrables.
Con el paso de los años, reflexiona sobre la importancia de los valores que lo guiaron: sacrificio, constancia y humildad.
“Y la verdad fue cumplir un sueño que pensaba que no lo iba a lograr. Por eso yo siempre le dije cuando empezamos, mi vida siempre fue muy difícil, siempre tuve obstáculos. Pero me encanta esa realidad donde después cuando uno logra, se disfruta mucho más”.
MAOL