El color blanco predomina en el Clásico Nacional

Los protagonistas saltaron al terreno de juego en una mezcla de equipos, como si fueran amigos que acudieron a la cita con la playera de su equipo favorito.

El color blanco predomina en el Clásico Nacional (Fernando Carranza)
Rodrigo Camacho
Guadalajara /

Chivas y América empataron sin goles en un partido para el olvido. Sin embargo, la unión a favor de la paz entre los dos equipos más ganadores en la historia del fútbol mexicano demostró que es posible tener una rivalidad sana.

Como ya era costumbre, las amistades que se convertían en rivales según la playera que portaban se dieron cita en el Estadio Akron. Pero el blanco predominó, tal y como lo querían ambas instituciones. Las camisetas rojiblancas aún resultaban, mientras que las azulcremas eran difíciles de encontrar.

Los protagonistas saltaron al terreno de juego en una mezcla de equipos, como si fueran amigos que acudieron a la cita con la playera de su equipo favorito. Con ese gesto, que combinaba al Guadalajara con el América, el mensaje terminó por impregnarse entre los asistentes.

Los abucheos y silbidos hacia el contrario se mantuvieron como parte de la esencia de un Clásico Nacional. En el minuto 62, cuando los 22 del terreno de juego y el árbitro central se abrazaron, la mayoría del público aplaudió y colaboró con miles de luces en las gradas y aplausos durante casi un minuto.

Chivas y América se abrazan en señal de paz al minuto 62 (Fernando Carranza)

Las caras de decepción eran numerosas al final del partido. El encuentro dejó mucho que desear y estuvo lejos de lo que prometen los Clásicos Nacionales. Pero la enseñanza fue para el público, que una vez más se quedó sin argumentos para justificar la violencia en torno al deporte.


JMH

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