América golea a Pumas en el Clásico Capitalino y le quita el invicto

Las Águilas fueron contundentes y lograron tres puntos que los ayudan en su objetivo de ascender en la tabla. Y los universitarios entran en crisis

América golea a Pumas en el Clásico Capitalino y le quita el invicto (Imago7)
Higinio Robles
Ciudad de México /

América fue a dar un golpe de autoridad moral y futbolística a Ciudad Universitaria, se llevó por delante a unos tristes Pumas que no compitieron con la gallardía que se esperaba. Universidad fue un equipo sin espíritu, como si siguiera con el trance de lo ocurrido en Barcelona, cuando tenía la oportunidad de tocar arrebato y demostrar que aquello fue un mero accidente, se plantó en su casa como un equipo sin alma. Y así, América se impuso con un 3-0 irrefutable.

Y es que a América sí salió con un plan establecido, tuvo las cosas más claras y su juego fluyó de mejor manera, poco a poco se fue haciendo con el control del partido, aunque tampoco ejerció un dominio total, sí que tenía más lucidez para ir al frente.

Buscó sus rutas América, por ejemplo con Cáceres, quien se salió del molde y sacó un fuerte tiro de media distancia con la derecha que Julio González repelió con un buen lance. Después, Henry se asoció con el Cabecita, quien le regresó la bola, pero el yucateco no llegó al encuentro.

El juego se hizo rocoso en medio campo, escasearon las opciones, era un duelo de pulmones en el que lucía mejor cuerpo América. Zendejas empezó a ser el hombre desequilibrante, volvió loco a Aldrete y casi marca el primero cuando se fue del lateral, pero Julio González evitó el daño.

La respuesta de Pumas fue inexistente, no fueron capaces de inquietar a Guillermo Ochoa. El equipo de Lillini estaba partido, sin conexiones en el medio campo. Salvio, Del Prete y el Chino Huerta carecían de peso y protagonismo, porque la bola no les llegaba y cuando la tenían no eran capaces de progresar.

El duelo se jugaba en el centro del campo sin que alguien le diera claridad, era todo cuestión de una situación que cambiara el juego... y la propició Pumas, pero en su contra. Alves bajó por la pelota, buscó salir jugando desde abajo, dividió la bola, América la recuperó y Zendejas proyectó a Henry, la Bomba le ganó la espalda a Aldrete, se midió a Julio y se sacó una vaselina que dio en el larguero, pero el rechace lo cazó Valdés y el chileno la mandó a guardar al 37’.

América se ponía por delante con merecimiento, porque asimiló mejor la importancia del juego. Pumas estaba abajo porque no compareció en el clásico con el coraje que se pedía. El plan inicial de Lillini, de sacar a Leo López y poner a Huerta, no le dio resultado, el equipo se partió de fea forma.

Pudo haber sido peor para Pumas, que se salvó del segundo cuando Valdés le bajó la pelota a Henry y éste tocó para Cabecita, el charrúa la prendió de primera, pero Julio González tuvo una reacción espectacular.

Universidad estaba en shock y la manera de Lillini para sacarlo del trance fue agitar el banquillo. Sacó a Dinenno por Diogo, a Aldrete por Jerónimo Rodríguez y a Huerta por Leo López. Pero la revolución solo le duró unos segundos, el tiempo en el que Salvio hizo la mejor jugada de Universidad, pero en la que Ochoa le negó el tanto.

Y la respuesta de América fue un mazazo, un golpe secó que golpeó la moral universitaria. Henry proyectó al Cabecita, quien tomó la pelota por la izquierda, el charrúa impuso su velocidad y su calidad, entró al área y tiró cruzado para vencer al portero universitario al minuto 57. Las Águilas volaban con seguridad en CU y a Pumas le tocaba buscar una reacción milagrosa y de orgullo.

Los universitarios fueron a trompicones, y esa tampoco fue la fórmula. América apeló al orden, tenía encaminado el triunfo y estaba en ellos mantener su ventaja. Lillini mandó a Marco García por un extraviado Del Prete, pero tampoco fue una solución. Universidad reclamó un penal sobre Diogo, el árbitro, Adonai Escobedo y el VAR (en la revisión silenciosa) consideraron que no hubo falta.

Pumas trató de agitarse, aceleró el partido, pero cuando lo hizo ya estaba contra la lona. América no perdía el temple, cuando tenía que chocar y poner fuerza lo hizo con seguridad y sin miedo al duelo cuerpo a cuerpo. Y Zendejas puso el último clavo con un gol de buena manufactura, una pincelada en una baldosa al 77’, que terminó con un zurdazo cruzado, premio para el mejor de la cancha.

El invicto de Pumas cayó de la peor manera: ante América, en el estadio Olímpico y ofreciendo un partido en el que le faltó el carácter, el espíritu y la garra que le demanda este compromiso. América se llevó tres puntos bien trabajados y que los ganó con orgullo, pero sobre todo con buen futbol; mejora en sus sensaciones y poco a poco se acerca a los puestos donde debe estar. La jornada doble de la próxima semana, con otro clásico de por medio (ante Cruz Azul el sábado), puede marcar la resurrección total del equipo.

La crisis ahora se ha instalado en Ciudad Universitaria, porque Pumas va de bochorno en bochorno, si ante el Barcelona tuvo la coartada de que era un amistoso y no había puntos de por medio; ante América dio una actuación igual de pobre, perdió su invicto, los puntos, y su juego deja muchas dudas.

MGC

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