Atlas sueña con regresar a una Final; sí, 22 años después. Anoche el conjunto rojinegro demostró porque es la mejor defensiva del torneo y maniataron a un Pumas que llegó a este encuentro con un gran envión anímico, el cual no sirvió de nada, pues cayó 0-1 ante los tapatíos con un soberbio gol de Julio César Furch.
El próximo domingo Pumas está obligado a buscar un triunfo por dos goles de diferencia, de lo contrario, los de Diego Cocca estarán en la disputa por el título.
Noche rojinegra
El silencio en el Olímpico Universitario fue sepulcral. Los goyas, los “cómo no te voy a querer” y los demás cánticos de los aficionados auriazules fueron cortados de tajo debido a un riflazo de Julio César Furch. El argentino recibió un pase de Julián Quiñones y sacó un zapatazo desde fuera del área que se incrustó en el arco de Alfredo Talavera, quién a pesar de lanzarse no logró evitar la caída de su arco, ya que la redonda entró pegadita al poste.
La anotación de Atlas fue un premio a la paciencia, trabajo y tenacidad, pues logró contener la energía, pasión y la motivación de los auriazules, que fueron contenidos al grado que Camilo Vargas tuvo que exigirse en pocas oportunidades.
El duelo comenzó a volverse rocoso, incluso Chispa Velarde se salvó de la tarjeta roja luego de una barrida el colegiado revisó la jugada en el VAR y no vio motivo para echarlo del terreno de juego.
A segundos de que terminara el primer tiempo, Sebastián Saucedo condujo el esférico hasta el área rojinegra y antes de sacar un disparo cayó al césped, debido a una aparatosa barrida de Jeremy Márquez por lo que el árbitro sin dudarlo marcó pena máxima a favor de los auriazules, haciendo estallar de felicidad a los seguidores felinos, quienes en fracción de segundos cambiaron los aplausos y porras por abucheos y mentadas, ya que tras la revisión en el VAR, Jorge Isaac Rojas anuló su decisión por lo que el encuentro se reanudó con un saque de meta con el cual pitó la finalización del primer lapso.
Para el segundo tiempo, la tónica del encuentro fue muy similar a la de los primeros 45 minutos, ya que el conjunto atlista demostró la razón por la que fue la mejor defensiva del torneo y no soltó la atadura a los felinos, quienes por más que intentaron con disparos, centros y jugadas individuales y prefabricadas no pudieron llegar con el suficiente peligro a la meta de Camilo Vargas.
Ir abajo en el marcador comenzó a generar desesperación en el conjunto universitario que, en su afán de agarrar mal parados a los pupilos de Diego Cocca, erraron pases y centros de rutina; además, esa desesperación provocó que comenzaran a dejar espacios en la zona defensiva, motivo por el cual los rojinegros tuvieron acercamientos al arco de Talavera, quién atajó un par de disparos.
Los minutos finales fueron trepidantes, pues los dirigidos por Lillini se volcaron con todo frente al arco de Vargas y estuvieron cerca de empatar, pero el colombiano sacó un manotazo providencial; al final, el tiempo y la imaginación no les dio a los auriazules para lograrlo, así que ahora tendrán que ir a la Perla Tapatía a buscar la hazaña y ganarle al Atlas en su casa, algo que luce prácticamente imposible.
MGC