La puerta 9 de La Corregidora se abrió cuando no tenía que hacerlo y ahí empezó la emboscada. Un pleito de más de 16 años entre la Resistencia y la Barra 51 acabó mal, los barritas crecieron, pero no maduraron y las cuentas pendientes de batallas y enfrentamientos de hace 16 años le han cambiado la historia reciente al fútbol mexicano.
Hoy La Corregidora no gritaba, no vibraba, no intimidaba; por un pleito de unos cuantos una ciudad se perdió de las alegrías que da el fútbol.
La puerta nueve y los pasillos donde corría la sangre, donde la violencia extrema se instaló en el fútbol, eran la muestra que las patadas y los golpes están de más, el fútbol en Querétaro no será igual de nueva cuenta.
La tarde del 5 de marzo, no había policías, y la seguridad privada fue a abrir puertas para que La Resistencia pudiera recorrer los cuatro filtros y así cometer una de las peores puestas escenas del fútbol mexicano. En marzo no había policías ni para parar una pelea de secundaria, pero hoy había policías para vigilar un Inglaterra contra Alemania en una Euro.
Más de 20 efectivos en moto, más de 20 patrullas, escuadrón canino, antimotines armados hasta los dientes, policías que no dejaban que los autos de plataforma acercaran a periodistas al estadio o que impedía que los repartidores de comida entregaran la pizza en menos de 30 minutos. Muchos policías para cuidar a los 300 presentes del protocolo de la Liga. Si estos policías hubieran estado relativamente cerca del estadio la tarde de la violencia extrema seguramente el fútbol seguiría con normalidad.
En este partido se pudo ver a 10 agentes de la Fiscalía 'cuidando' a los espectadores, se les preguntó sobre si hay detenciones de las personas de las barras de Atlas y no dieron respuesta alguna.
"En la página de la Fiscalía está toda la formación", y aceleraron el paso. Como si fueran invitados VIP, cuando se les necesitó no aparecieron, hoy que no había peligro estaban ahí presentes para ver el juego.
Al final, Tigres ganó y se llevó el botín, en La Corregidora nada será como antes, los violentos ganaron una lucha estéril y perjudicaron a una ciudad por sus odios de cuando eran adolescentes. El 5 de marzo abrieron puertas que nunca debieron abrirse y hoy sobran policías para vigilar un partido que es a puerta cerrada.
JMH