América muestra su músculo, la fuerza de su plantel, ese fondo de armario que lo tiene como el equipo más sólido del torneo. El campeón duerme como líder porque ha hecho su tarea, porque sabe gestionar sus recursos y doblega al que se le pone enfrente. Si venía con la moral en alto por la goleada sobre Chivas, ahora sometió a Tigres por 2-0 y con ello se sitúa en la cima de la clasificación a la espera del juego de Monterrey.
El cruce entre los últimos dos finalistas era, también, un duelo que se auguraba como un intercambio de golpes, pero ambos entrenadores echaron mano de la segunda línea; la doble competencia los llevó a darle descanso a sus mejores armas; en el caso del América hasta 10 cambios hizo Jardine con respecto al equipo que venció a Chivas en la Campeones Cup. Mientras, Siboldi también le dio descanso a Gignac, Pizarro, Samir, Quiñones y Carioca, entre otros.
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Eso sirvió para medir el fondo de armario que tienen ambas instituciones, para calibrar la profundidad de sus planteles y, dicho sea de paso, queda claro que ambos tienen una gran baraja de recursos, quizá un poco más en Coapa.
En lo que respecta al juego, fue un duelo con buenos pasajes, a ratos dominó Tigres y a ratos América. Los felinos tuvieron en Lainez y Flores a los jugadores que buscaron darle frescura y vértigo a su juego ofensivo. Los azulcrema apostaron por Javairo y Brian en las bandas para tener explosividad.
Tenían buenas intenciones los dos, pero ninguno profundizaba en ataque, algunas aproximaciones más cercanas de Tigres, porque Bruneta puso la pelota en el palo; América se lo tomaba con más calma y en algunos momentos tampoco encontraba conexión entre la media cancha y el ataque.
Tigres tenía buenas ráfagas con Lainez, pero sin que alguien pudiera encontrar el balón en la última zona; entonces vino una acción cargada de explosividad que fue un estate quieto para los regiomontanos.
América recuperó la pelota en un córner, Javairo tomó la pelota en campo propio, y el neerlandés mostró ese vértigo que derrochaba en la Eredivisie, les hizo una faena a Flores y a Sánchez Purata, solo le vieron el número, llegó al área para medirse a Nahuel y sacó un fuerte zurdazo imposible para al Patón. Al 28’, la segunda línea americanista se imponía a la regiomontana.
Tuvo sus intenciones de reaccionar Tigres, pero América se comportó bien en retaguardia, aunque hubo uno que otro momento en el que pasó momentos de apuro, pese a ello, los de Coapa tuvieron una contra que pudo ser letal, pero el tiro de Brian fue desviado por un defensa.
Para el complemento, los regiomontanos mostraron más coraje, dieron ese paso al frente que se esperaba, empezaron a llegar con más frecuencia al arco de Jiménez. Bruneta, Flores y Lainez parecían demonios sueltos.
América se perdió en medio campo, careció de recuperación y empezó a correr detrás de los felinos.
Jardine se puso serio, mandó a Fidalgo por Naveda, Henry por Illian y Quiñones por Brian; cambió de golpe y porrazo la fisonomía de su equipo. Siboldi tomó el guante, mandó a Gignac, Aquino y Vigón. Ahora sí era un duelo con mejor calibre.
Se niveló el partido, se esfumó el dominio de Tigres, América se puso serio y en un gran trazo de Kevin, Zendejas controló la pelota, se deshizo de su marcador y batió a Nahuel. Las Águilas daban manotazo sobre la mesa.
El equipo de Jardine, el actual campeón, demuestra su jerarquía, lo hace como se debe: gestionando su plantel, encontrando soluciones y ganando los partidos, esta semana le vienen dos Clásicos Nacionales en fila, que tiemblen en Guadalajara porque el músculo de América luce muy fuerte.
MGC