El maratón del Clásico Nacional llegó a su final, es cierto que los dos partidos de semifinales parecieron ser más de una jornada 5 o 10 que una serie en la que estaba en disputa el pase a la final. Le faltó carbón a este partido, que se quedó en mero intento de fogata y no en el incendio que muchos esperaban. Lo ganó América por 1-0 y con eso le bastó, se cobró la revancha que tenía de hace un año con Chivas y el próximo domingo peleará en el estadio Azteca por su primer bicampeonato en torneos cortos.
Si el juego de ida resultó ser un clásico si esa chispa que reclama la liguilla, el juego de vuelta fue la continuación de esa misma película, porque la realidad es que el partido invitaba a ver un juego de más emoción, porque ninguno de los dos equipos tenía mañana, pero no fue así, mero deseo, porque la realidad es que otra vez fue un de más tensión y nervio que de buen futbol.
Daba la impresión de que en ambos conjuntos había un miedo al error, a los dos les faltó valentía y les sobró precaución. Mucho error y poco vértigo. Eso sí, el Piojo estuvo muy cerca de marcar un golazo, el volante rojiblanco cazó un rechace de Igor tras una mala salida de Malagón, la prendió con la zurda y la puso en el travesaño, un tiro que generó miedo en los americanistas y un alarido de los rojiblancos.
Después de eso, otra vez el juego impreciso, los de Coapa seguían ese plan que ni gusta ni convence, pero que le funcionaba para sus necesidades. La única de las Águilas la tuvo Reyes, el defensa llegó franco a rematar un tiro de esquina, pero su cabezazo se fue por un costado. Después de eso, las emociones no llegaron.
Reyes el héroe
Arrancó el complemento, se jugaba todo en 45 minutos, el Clásico por fin dio la impresión de prenderse en el campo, porque en la tribuna fue un juego que cumplió con las expectativas.
Lo vio cerca Chivas cuando Alvarado armó un contragolpe -por fin- vertiginoso, cedió para Beltrán y el Nene sacó un zapatazo que se muy cerca del palo derecho de Malagón. Ahora sí América ya no estaba tan resguardado y dio un paso al frente.
Las Águilas encontraron en la pelota parada el petróleo en el desierto. Al 59’, Valdés colgó la pelota en el área, ahí ganó la posición Lichnovsky, el chileno conectó con Israel Reyes quien se elevó y peinó la pelota para mandarla al fondo. Éxtasis amarillo. Frustración rojiblanca.
Fue un golpe emocional el de América que empezó a crecer en el juego, Gago mandó a Chicharito y Cowell, pero tampoco revolucionaron el partido. Jardine apostó por cerrar el juego, mandó a Richard para tener más músculo en medio campo y a Chava Reyes para tener más gente en defensa.
No hubo reacción enrabietada de Chivas, los rojiblancos se nublaron en ataque y América templó el partido. Las Águilas están en la final tras ganar una serie de Clásicos Nacionales que fueron muy insípidos. La próxima semana, el equipo de André Jardine va por el bicampeonato y por la 15.
AVV