En diciembre de 2020, América vivió un invierno amargo, el equipo se fue eliminado de los cuartos de final del Guardianes 2020 por Chivas, después viajó a Estados Unidos para encarar las semifinales de la Concachampions y también fue eliminado por el LAFC, dos fracasos en cuestión de días, pero en el juego contra los angelinos, Miguel Herrera se fue expulsado por un altercado con el auxiliar del cuadro de la MLS.
Al volver a México se activó un gabinete de crisis, la decisión: cesar al Piojo como estratega, algo que se decidió en los altos estamentos y que no pasó por la presidencia deportiva. La orden vino ‘de arriba’. Miguel se marchó y empezó el scouting para fichar a un nuevo entrenador lo más pronto posible.
Perfiles no faltaron, es América y es un club que llama la atención de múltiples entrenadores, se trata de las sillas más codiciadas. Al área deportiva se le pidieron perfiles, pero en las altas esferas también se sondearon candidatos.
Uno de los nombres que salió fue el de Robert Dante Siboldi, el entrenador charrúa que ya contaba con experiencia en México, había sido campeón con Santos y aunque ya tenía una vasta experiencia, venía de ser eliminado por Pumas en una semifinal en la que perdió una ventaja de cuatro goles. Eso no importó a los directivos que incluso dijeron ‘esto es América, aquí no le pasará’.
Parecía que iba todo bien; sin embargo, cuando se pasó a las referencias, preguntar a gente que había trabajado con Robert y ahí vino lo que cambió todo. Empezaron a llegar los comentarios de las peleas que había tenido en el vestidor de Santos con algunos jugadores, el nombre que más relució fue el de Gerardo Alcoba.
Cuando la plana mayor del América escuchó esos comentarios echaron para atrás cualquier intento de fichar a Siboldi, habían cesado al Piojo por una situación similar y era un gran riesgo caer en un círculo vicioso. Ahí se acabó la posible llegada de Robert Dante Siboldi al Nido de Coapa y se activó el plan Santiago Solari.