El delantero vive del gol, es una frase muy mencionada en el ámbito del futbol; sin embargo, ¿qué pasa cuando un delantero no mete goles?, ¿qué pasa cuando un delantero entra en una mala racha?, ¿de qué vive ese jugador? Esto le sucedió a Rodrigo Aguirre, el refuerzo del América para el Apertura 2024, quien vivió una extensa racha de 15 meses sin anotar con Monterrey.
En entrevista para MILENIO-La Afición, Rodrigo cuenta cómo vive un delantero una situación así, y cómo se puede salir de ella. Abrazado de su familia y del coaching mental, el charrúa reconoce el poder que tiene la mente y cómo en muchas ocasiones es uno mismo la mayor barrera para lograr objetivos.
¿Cómo han sido estos primeros días en América?
Estos días estoy disfrutando de estar aquí. La negociación fue muy larga, entonces se hizo difícil y larga la espera, pero ahora estoy contento de haber jugado, de estar compartiendo con mis compañeros, conociéndonos, feliz.
¿Qué significa para ti y tu carrera llegar al América?
Para mí es un orgullo muy grande, una oportunidad única que la vine buscando durante toda mi carrera, siempre apuntaba a estar en un equipo como éste, una linda responsabilidad tener esta camiseta.
¿Cómo se ve América desde fuera y qué encontraste al llegar?
Siempre quieres ganarle al mejor, capaz que no compites, o no te da para ganar por un título, entonces enfrentar al más grande y ganarle te da esa satisfacción semestral o anual. Y me encontré un club gigante y unos compañeros muy humanos, me recibieron como si me conocieran de toda la vida, me trataron desde el primer día como uno más, y eso obviamente te facilita las cosas.
Desde tu experiencia ¿cómo vive el delantero una racha sin gol?
Es solo una estadística, si te pones a pensar en esos 15 meses cuántos partidos jugaste, qué te pasó durante esos 15 meses, no era que no tratara de pensarlo, pero no lo pensaba todo el día. Empecé a ver las otras cosas que hacía bien, cómo era cuando jugaba, cuando no jugaba, qué hacía cuando acababa de entrenar, y empecé a ver las otras cosas buenas que hacía, porque el gol es una circunstancia que a veces entra, a veces no; es trabajar para estar preparado para esa situación. Empecé a ver que era mucho más que una persona que tenía que hacer gol. Sentía que era muy suficiente en todas las cosas que hacía, que siempre apoyaba a mis compañeros, tratando de ser positivo, de ver en qué podía ayudar, entrenaba más de lo que jugaba. El gol va a entrar cuando menos lo pienses, y me preparé para estar acá y en 10 minutos hacer un gol, me enfoqué en las cosas buenas y no en las cosas malas.
¿Cómo te mantuviste mentalmente estable ante la crítica?
Es una pelea constante con tu ego; me ayudó mucho el coaching. Yo era una persona que erraba y yo mismo me castigaba mucho, tenía ese hábito, y empecé a cambiarlo, te lo resumo en el partido pasado, cinco minutos y tengo un mano a mano, me llevo al arquero y me la sacan en la línea, y quizás en otras situación de mi vida, hubiera dicho: "ah Rodrigo, qué malo que sos, cómo vas a errar ese gol", y no, dije: "dale Rodrigo vas a tener otra y la vas a meter", me lo repetí todo el tiempo, hasta que quedó. Con mi coach lo hablaba mucho, es imposible que la gente te trate o hable bien de ti cuando te equivocas, cuando eres el primero en castigarte, creo que el entorno me estaba mandando un mensaje, que el que me estaba lastimando más, era yo, empecé a cambiar eso, no fue fácil, porque lo más fácil es rendirse. Soy un convencido de que las cosas pasan por algo, si hoy se me presentó la oportunidad de venir a este club es porque empecé a quererme y las cosas se me fueron abriendo.
¿A quién te abrazas en situaciones así?
Sería injusto no nombrar a mi esposa, que todos los días me dice "¿cómo estás?, ¿qué pasó?, tranquilo". Las palabras que yo no me las decía, ella lo hacía. Con mi coach, hablamos de salir del ‘modo víctima’, en el que dices: "ah no juego porque el entrenador no me quiere, no meto goles porque mis compañeros no me la dan", no ser culpable, sino responsable de lo que uno estaba haciendo para que las cosas pasen, es una pelea constante con tu cabeza, con tu ego, que trata de no sacarte de tu zona de confort, pero cuando sales de tu zona de confort se hace todo más fácil y agradable.
¿Fue un debut soñado?
Ni siquiera lo soñé, no me esperaba jugar porque no había casi entrenado con mis compañeros. La verdad es que fue una emoción increíble y no fue casualidad, lo hablamos con Fidalgo. Creo que todos los goles son diferentes y las sensaciones también, y esta fue de qué no lo podía creer.
¿Es posible el tricampeonato?
Yo te diría que en este club todo es posible. Cuando vas a un equipo grande, ganador, van a haber buenos jugadores y si vi algo en el equipo es la unión que hay, vengo a aportar mi granito de arena. El ganar a veces también te lleva a ganar, entonces la parte más difícil ya se hizo, ahora es no perder el hambre y seguir por ese camino ese objetivo de subir un escalón más, de que se puede, se puede.
RGS