Veracruz era considerado un clásico del futbol mexicano, porque era una institución con una solera especial, pero siempre tuvo pasajes de situaciones raras a su alrededor, dentro del campo y fuera del mismo. Hubo años en los que era capaz de cautivar a la gente y otros de darles tremendas decepciones, pero en el Torneo de Apertura 2004 mezcló ambos.
Es indudable que ese equipo de Veracruz era un verdadero trabuco, con jugadores como Cuauhtémoc Blanco, Walter Jiménez, Christian Giménez, Kleber Boas, Braulio Luna, Pablo Quatrocci, Isaac Terrazas… Sí, el empresario taurino Rafael Herrerías había montado un gran equipo que estaba dirigido por Wilson Graniolatti.
La fase regular que realizaron fue bastante buena, era un equipo bastante práctico. Acabó líder con 35 puntos, llegó a la última jornada con el primer peldaño asegurado y se dio el lujo de no presentarse el juego contra Jaguares de Chiapas.
Pecado y penitencia
¿Cuál fue el motivo de este esperpento? Eran los días en los que la Liga determinaba que los partidos de la última jornada se jugaran a la misma hora. El día designado había sido el domingo 21 de noviembre a las 12 horas, en el estadio Luis Pirata Fuente. Como Veracruz ya tenía el liderato asegurado, buscó mover su juego de horario, pero la Femexfut se lo negó, esa postura molestó a Herrerías quien aseguró que su equipo no se presentaría.
Y cumplió. Aquella tarde de domingo, en el Puerto de Veracruz comparecieron Jaguares de Chiapas y el árbitro Marco Antonio Rodríguez. Se cumplió con todo el protocolo previo, el silbante salió al campo y pitó el inicio del partido, pero no hubo señal de algún jugador jarocho. Tras 15 minutos de espera, Chiquimarco dio por finalizado el partido y el triunfo se le acreditó a los chiapanecos por 2-0.
Y esa falta de actividad en la última fecha le pasó una factura muy cara a los Tiburones, pues en la Liguilla fueron eliminados de manera rotunda por los Pumas. En el juego de ida en el estadio Olímpico, el conjunto de Hugo Sánchez se llevó por delante a los escualos, un 3-0 que dejó tocado al equipo del Puerto.
Y para la vuelta, de nada le sirvió al Veracruz su gran calidad de plantel, fueron incapaces de superar la muralla universitaria, apenas marcaron un gol hasta el minuto 87 por conducto de Gustavo Biscayzacú, pero unos segundos después Diego Alonso empató el juego. A los Tiburones se les agotó el tiempo y terminaron yéndose de la Liguilla con un auténtico papelón, lo que los convierte en el peor líder en torneos cortos.
DAO