No cabe duda de que México es una potencia en categorías inferiores… Un día como hoy, pero hace diez años, la Selección Mexicana Sub 17 conquistaba su segunda Copa del Mundo de dicha categoría, al derrotar a Uruguay 0-2 en la cancha del Estadio Azteca, cerrando con broche de oro la organización de este torneo.
El 10 de julio del 2011, el equipo comandado por Raúl Potro Gutiérrez arribó motivado y con hambre de gloria a un atiborrado Coloso de Santa Úrsula.
Al minuto 30, Kevin Escamilla sacó un centro a segundo poste, justo a la llegada de Carlos Fierro, quien recentró con la cabeza al manchón de penalti, donde apareció completamente solo el capitán Antonio Briseño para empujar la pelota.
Tras la anotación mexicana, Uruguay se volcó al frente en busca de igualar el marcador, pero la fortuna le sonreía al Tricolor, pues el poste y las manos de Richard Sánchez salvaron al conjunto nacional de una desgracia.
A minutos del silbatazo final, el Tricolor puso la cereza al pastel. En un contragolpe, Alfonso González acarreó la pelota hasta los linderos del área de Uruguay, y cedió el esférico para Giovani Casillas, quien sacó un disparo cruzado para doblegar al cancerbero charrúa, y así levantar el título que los condecoraba como campeones del mundo Sub 17.
La gloria duró poco
Al igual que en 2005, esta generación tenía los argumentos para triunfar, pero pocos tuvieron la fortuna de convertirse en futbolistas del máximo circuito.
Antonio Briseño, capitán de aquel equipo, tardó pero se afianzó; el defensa pertenecía a Atlas, pero en 2014 Tigres lo compró, con los felinos levantó un título de Liga (sin tener tanta actividad). En 2015 fue cedido a Juárez FC del Ascenso MX. Para 2016, el Pollo regresó a Primera con Veracruz. En el 2017 emigró a Europa y se enfundó en la playera del Feirense de Portugal y para el Apertura 2019 volvió a México con las Chivas.
Alfonso González recibió su oportunidad con los rojinegros, donde comenzó a ganarse la titularidad con los Zorros. En el 2016 Rayados fichó a Ponchito, quien ya probó las mieles del triunfo al ganar una Copa MX y un título de Liga. Hasta la fecha, sigue dentro del plantel regiomontano.
Otros han tenido una carrera discreta como Marco Bueno, quien debutó con Pachuca en 2011, pero luego pasó al Ascenso MX con Estudiantes Tecos. Para el 2014 jugó con Toluca, luego se fue a León, Chivas y Monterrey. Ante las pocas oportunidades emigró a Finlandia en el 2016 con el HJK Helsinki, luego al Oriente Petrolero de Bolivia y hoy pertenece al Comunicaciones de Guatemala.
Carlos Fierro debutó ese año con Chivas, luego fue prestado a Querétaro donde fue campeón de Copa MX. En el 2015 regresó al Rebaño y ahí ganó tres títulos de Copa y una Liga MX. En el 2018 pasó a Cruz Azul y actualmente juega con el San José Earthquakes. Kevin Escamilla y Carlos Guzmán, también debutaron en Primera División.
En el caso de Raúl Gutiérrez continuó con los procesos de selecciones, Sub 22 y Sub 23, pero no tuvo la misma suerte. En el futbol de Primera División no tuvo oportunidades y hoy dirige al Real España de Honduras.
Carreras pérdidas
Jonathan Espericueta marcó un gol olímpico en esa edición y fue el Balón de Plata; no tuvo oportunidades en Tigres. Emigró a España, donde jugó con el Villareal B hasta el 2015. A su regreso a México no logró consolidarse.
Mismo caso de Julio Gómez, Balón de Oro del torneo. La Momia pasó por varios equipos hasta caer en la Liga de Balompié Mexicano en un último intento de retomar su carrera.
Otros como Francisco Flores, Giovani Casillas, José Tostado, Francisco Flores, Jorge Luis Caballero y Richard Sánchez no se consolidaron y hoy son futbolistas amateurs.
MGC