No es normal que un futbolista mexicano tenga experiencia como campeón del mundo. Antonio Briseño es uno de los pocos que puede presumir haber tocado el cielo vistiendo los colores de la selección. En el marco de la semifinal del Mundial Sub 17, que esta tarde juega México contra Holanda, el Pollo hace un repaso por su proceso en selección, lo más difícil de lidiar con el éxito y envía un consejo a esta generación.
¿Qué recuerdos tienes del título de hace ocho años?
"Son recuerdos muy bonitos, todo lo que pasó en ese Mundial lo imaginamos, lo visualizamos, creímos que todo era posible, que estábamos de local, con nuestra gente y que todo lo que imagináramos lo podíamos lograr, pero con trabajo, dedicación. Previo al Mundial fue mucho tema de comunicación, nos enfrentamos a muchos rivales en giras. No fue solo el Mundial, sino todo lo que vivimos para llegar a ello".
¿Qué le pasó a muchos de tu generación que no lograron consolidarse?
"Les faltó mucha hambre, pensaron que ya estaba, muchos pensaron que ya estaban hechos. A algunos les faltó… no quiero decir talento, pero un poco más de ambición, de querer estar ahí, de picar piedra un poco más. No fue fácil, no fue lo mismo la del 2005 que la del 2011; la selección de 2005 tenía la regla 20/11 con la que podían entrar como menores y daban minutos, tenían que jugar y a lo mejor los tomaban en cuenta por ser campeones mundiales, pero nosotros no tuvimos esa regla del 20/11 y creo que en parte fue eso, no digo que fue la causante, pero sí un factor".
¿Cómo gestionaste el éxito después del campeonato mundial?
“Me costó a golpes, a caídas, a levantarme, a pensar que ya estaba hecho y no lo estaba, que no había conseguido nada y con pensamientos muy tontos. Tienes todo ahí, son meses o años donde dicen ‘es el campeón del mundo’ y te lo repetían bastantes veces y yo a lo mejor me la creía, y creo que la vida y el futbol me cobró factura, ¿cómo?, con mi carrera. Llevaba un proceso muy padre en Atlas, luego en Tigres, pero no tuve lo necesario y el futbol es así… apareces y desapareces en un momento”.
Pero también existen las críticas tempranas después de ser campeón, ¿cierto?
"También me pasó. A los 18 años cuando estaba en otro equipo me tiraban muy fuerte, a lo mejor cometía un error y me decían ‘cómo es posible, es bien malo, ya sáquenlo’, tenía 18 años, es parte de la responsabilidad de conseguir un título mundial. Si no haces las cosas tan bien como piensan que las vas a hacer, también la vara la pones muy alta, solo ven cosas muy buenas, pero no ven que ya no te estás enfrentando a jugadores de 17 años, te estás enfrentando a jugadores de 30, 32, 28; otro tipo de experiencia, de futbol, jugadores que han jugado a lo largo de su vida. Al compararte dicen que es un prospecto, pero tienen que entender que no te va a dar lo mismo que un jugador que ya tiene 10 años en Primera División".
¿Qué consejos le darías a los seleccionados sub 17 que están en Brasil?
"Les voy a dar dos consejos. Uno, el ahorita, el Mundial: que lo disfruten al máximo, que ya pasaron lo más difícil que son los primeros partidos, los nervios, no saber cómo es la onda, llegar a un país nuevo donde no conoces y vas a jugar un Mundial y te dicen que de ese Mundial van a televisar tus partidos que nunca los habían televisado, todo ese tipo de cosas ya lo pasaron, ahorita es que disfruten este momento de estar en una semifinal, ya las cosas se van a dar por si solas, el equipo va a jugar mucho mejor y creo que eso va a ser que los jugadores sepan dónde están parados. Ya a partir de ahí viene otro consejo: no han ganado nada. Ya esa medalla se tiene que guardar al día siguiente o disfrútenla una semana, lo que ustedes quieran, pero ya después de ahí no son nadie".