Jaime Lozano fue anunciado de manera oficial como nuevo entrenador de la selección mexicana, le despojaron la etiqueta de interino y le pusieron el sello de Hecho en México. Asume el cargo con el que muchos sueñan, una silla en la que estará sometido a un escrutinio constante, en la que se presume contará con el apoyo de todos, pero también estará en boca de todos.
Jimmy recibió el pulgar arriba porque la gestión que tuvo con el equipo en la Copa Oro llenó las expectativas, su personalidad convenció a directivos y también generó un consenso en el entorno. Se confía en él porque los resultados en selecciones le avalan, pero ahora se acabarán las coartadas del interinato, ahora, cada decisión y cada elección pasará por el laboratorio de críticas.
Retos, desafíos y exigencias
Sí, Jaime parece ser el entrenador ideal, porque ya se ha experimentado con entrenadores extranjeros y no se alcanzó la tierra prometida, pero no por el hecho de ser un técnico mexicano se le va a conceder una tregua; al contrario, conoce de facto la idiosincrasia del futbolista, sus pros y sus contras, estuvo en el vestuario del equipo nacional como jugador y conoce las bondades del futbolista mexicano, pero también los vicios que tiene; no tendrá el paraguas de la adaptación y ese conocimiento se deberá reflejar en la elección de cada uno de sus jugadores, tendrá carta abierta, pero uno de los desafíos prioritarios está ligado a la consumación de un cambio generacional.
Lozano conoce la base joven mejor que nadie, y algo que se le pedirá es la proyección del nuevo talento, que le impregne un toque de frescura a la selección con nuevos jugadores que también le den un estilo diferente tanto en lo físico como en lo futbolístico, sin dejar de lado el aspecto moral que conlleva representar al equipo nacional, que el jugador valore la playera y se sienta apasionado por ella, pero que no baste con el sentimiento, pues eso deberá mostrarse también con el balón en los pies.
Los primeros compromisos de Jaime serán amistosos, Australia y Uzbekistán en el mes de septiembre, luego vendrán Ghana y un examen serio ante Alemania donde tendrá que mostrar sus credenciales, su estilo y una identidad de juego que haga de la Selección un equipo reconocible.
También tendrá que encarar la Nations League y ganarse su plaza en la Copa América, algo en lo que no deberá tener problema, porque el técnico tiene que asumir que el futbol mexicano está por encima de selecciones centroamericanas.
Copa América y 2026
En junio de 2024, México volverá a jugar la Copa América, un torneo en el que ha dejado buenas y malas imágenes. Tanto se ha reclamado que se debería competir de forma constante con Sudamérica que llegará en el momento preciso para calibrar a la Selección Mexicana.
No hay que olvidar que tendrá el plus de fungir prácticamente como local en varias ciudades de Estados Unidos y eso obliga a que el equipo no solo compita, ya ha demostrado que puede competir con las potencias sudamericanas y en ‘tierra neutral’ no se le puede pedir menos que ser un aspirante a quitarle la corona a la Argentina de Lionel Messi.
Y sí, el proyecto -de inicio- está contemplado hasta el Mundial de 2026, una justa que será única y especial porque será la tercera en México, porque en Estados Unidos también será local. Jaime ha visto tropiezos y tropiezos, la fe que se tiene en él es la de acabar con la maldita barrera de los octavos de final, aunque no se habla de exigencias es un hecho que llegar a cuartos de final es el principal desafío, y el compromiso moral que se debe asumir.
En el 2006, Jaime Lozano se quedó fuera de forma increíble del Mundial de Alemania. Veinte años después, el futbol le puede conceder la revancha y ver su nombre en una justa mundialista.
MGC