No, México no es capaz de ganarle a Estados Unidos, no tiene ni la capacidad emocional ni futbolística para recuperar la hegemonía de la Concacaf. La Nations League sigue siendo un torneo maldito, tres ediciones y las tres para los estadunidenses. Tercera final en fila en la que los norteamericanos doblegan al Tricolor. Un 2-0 que deja en claro que selección es mejor.
A día de hoy México está por debajo del Team USA, un equipo mejor estructurado y con mejor rendimiento, no le alcanza al Tricolor con el deseo y el esfuerzo, le falta el futbol que hoy sí tienen en el país del norte. Una derrota que vuelve a generar un entorno convulso en selección mexicana.
Como se esperaba, fue un juego cargado de mucha tensión, aunque con Estados Unidos asumiendo más protagonismo, de hecho el cuadro norteamericano fue el primero en tener una acción de gol cuando Pulisic controló el balón en el área y buscó definir por encima de Ochoa, pero el portero mexicano levantó las manos providencial, porque el partido se encontraba en sus primeras pulsaciones.
México no fluyó, careció de conexiones, no hubo un jugador que tomara la pelota y proyectara al equipo, el equipo de Gregg Berhalter se sentía cómodo, fue echando al equipo azteca para atrás, porque los de Jaime Lozano carecían de presión y de pelota para tratar de jugar.
Intentó a trompicones el Tricolor, pero eso tampoco le dio resultados, en un saque de banda se encontró con un tiro forzado de Chávez, una acción que le sirvió para tomar un poco de confianza. Después, el juego se hizo más físico, faltó el futbol y escasearon las ocasiones de peligro. Ninguno tenía un jugador que ejerciera de catalizador, lo intentó Dest cuando desprendió de su banda y sacó un zurdazo que se fue por encima del larguero.
Mazazo
México había nivelado el encuentro, al menos en lo físico, porque en lo futbolístico los dos quedaban cortos, sobre todo la selección mexicana que no había encontrado la manera de estructurar su partido, era más pasivo que activo el equipo mexicano. Y cuando el descanso se asomaba, Estados Unidos dio un golpe emocional.
Tyler Adams sorprendió con un fuerte derechazo de media distancia, una segunda jugada a la que México llegó tarde, el volante del Bournemouth sacó una raya a la que Ochoa no llegó, la pelota se fue al fondo al 44’, dejando la sensación de que el capitán pudo hacer algo más. Los norteamericanos mandaron al Tricolor al vestidor con un trago amargo y con la obligación de mostrar una cara muy diferente en el complemento.
No le movió Lozano a su equipo, y Estados Unidos tampoco cambió su postura, mantuvo la misma intención de ir al frente, su plan estaba más claro que el del cuadro mexicano. Weah exigió a Ochoa, quien tapó su tiro. El Team USA se veía más agresivo y la respuesta Tricolor era estéril.
Sin reacción
El Jimmy era un manojo de nervios en busca de una solución. Henry peleó una pelota, la ganó por su espíritu, pero su tiro se fue desviado. Del banquillo no vinieron soluciones y Estados Unidos encontró le segundo, el conjunto Tricolor llegó siempre tarde a las segundas jugadas, Pulisic ingresó por derecha, un centro que generó una serie de rebotes y Gio Reyna prendió con derecha un rechace, la pelota entró pegada al palo al 63’.
Ahora sí modificó el Jimmy, mandó a Giménez y Orbelín cuando el partido ya estaba cuesta arriba, pasó a jugar con dos centros delanteros, cuando la generación de futbol había sido paupérrima.
Parecía que un penal podía meter a México al partido, pero el VAR echó para atrás la primera marcación del árbitro, Drew Fischer. Mejoró el Tricolor, pero no le alcanzó para descontar el partido, el coraje y el futbol llegó muy tarde, cuando estaba ya contra las cuerdas. No, México no pudo de nueva cuenta con Estados Unidos. Y como colofón el partido se detuvo por el grito homofóbico que apareció en reiteradas ocasiones. El Tricolor cierra los ojos y cuando los abre vuelve a encontrarse con su peor pesadilla. Habrá que ver qué pasa con Jaime Lozano.
ZZM