La gira de partidos amistosos de la selección sexicana que eran vistos como los ensayos más fuertes de cara al Mundial de Qatar 2022 no dejó las mejores sensaciones para el conjunto Tricolor, sí conclusiones claras, la más inquietante, la falta de futbol en el conjunto nacional y la paupérrima eficacia que hay en el ataque mexicano. El duelo con Ecuador era un mano a mano entre dos equipos que bien puede estar al mismo nivel, pero es claro que a México le hace falta dar un paso al frente y levantar las expectativas. Un 0-0 que sabe a muy poco.
Era el segundo partido en el México tenía la oportunidad de mostrar una cara cercana a lo que pretende Gerardo Martino para el debut del Tricolor en el Mundial de Qatar, porque la selección de Ecuador es un equipo que se ganó con autoridad su pase a la justa mundialista, incluso por encima de Uruguay, el rival del pasado jueves.
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Ahora sí, México regresó a una estructura más conocida, el Tata se olvidó de la línea de 5 en el fondo que tan malos resultados dio ante los charrúas, de hecho el entrenador mandó un equipo que en el papel pudiera considerarse lo más cercano al once tipo, con al menos 7 u 8 jugadores que estarían en el debut contra Polonia del 22 de noviembre.
Vinieron los cambios en todas las líneas, desde la portería con Ochoa, que demostró su jerarquía siendo factor para que Ecuador no se pusiera en ventaja, en defensa con el regreso de Moreno, y en el centro del campo con Herrera y Guardado en la cintura.
Mejoró la imagen del Tricolor a cuentagotas, porque el problema de la generación de juego y la creación de ocasiones de gol sigue siendo muy pobre, de hecho fue otro partido en el que Raúl Jiménez (el centro delantero nominal) no logró tener ni una ocasión de gol.
La única de México en el primer tiempo llegó pronto, apenas al 13’, cuando Gallardo desbordó por la izquierda, puso una pelota que le quedó larga a Jiménez, pero a la que sí llegó Corona, pero si ante Uruguay el Tecate se perdió una clara, aquí volvió a pasar lo mismo, remató con la zurda, pero la pelota fue detenida por el arquero Alexander Domínguez; encima el mexicano salió lesionado de esa acción y abandonó el partido unos minutos después.
Ecuador competía, no era sometido y también tuvo sus chances; primero, Caicedo desbordando por derecha y entrando al área para chutar, pero Moreno se interpuso para bloquear el tiro. Y la más peligrosa la tuvo Romario Ibarra, quien remató a bocajarro un centro de Estrada, pero apareció prodigioso Ochoa para salvar sobre la raya.
Para el complemento, el juego fue más ríspido, los dos equipos pusieron más fuerza que futbol, vinieron los cambios que no mejoraron a ninguno de los dos equipos. Las llegadas escasearon en ambas porterías. Y sí, de nuevo la triste realidad del ataque mexicano.
Al 70’, Herrera se asoció con Orbelín, (quien relevó a un intrascendente Vega) y éste filtró para Raúl, una de esas pelotas que los delanteros anhelan, pero el atacante mexicano sacó un zurdazo cruzado que se fue por un costado. Ahí el gran detalle que inquieta, preocupa y debe solucionarse para el debut en Qatar.
Ya en el cierre del juego, México se volvió a acercar, reclamó un penal por una posible falta de Estupiñán sobre Antuna, pero el silbante consideró que se había tirado, los jugadores del Tricolor lo reclamaron con vehemencia, más allá de si fue o no fue, en el Mundial eso será revisado por el VAR. Luego Gallardo remató de volea un córner que se fue por un costado.
Y encima, ante la falta de futbol y frustración, en las gradas apareció el grito homofóbico que llevó al árbitro a suspender el partido mientras el sonido local activaba el protocolo anti discriminación.
No pasó nada en la reanudación. La selección mexicana es una incógnita total a poco más de cinco meses del Mundial de Qatar.
ZZM