El pasado 10 de mayo, Jaime Lozano dio a conocer su convocatoria para la Copa América, una lista en la que se quedaron fuera Guillermo Ochoa, portero y capitán del conjunto mexicano. Hirving Lozano, uno de los futbolistas que ha tenido más constancia en Europa en los últimos tiempos y Henry Martín, delantero y capitán del América y quien terminó consiguiendo el bicampeonato con las Águilas.
Los tres casos sorprendieron, porque se trataba de elementos de peso y jerarquía al interior del vestuario, la justificación que se dio en ese momento es la de querer ejecutar un cambio generacional, que se querían probar jugadores con miras al 2026. Discurso que fue cuestionado porque una Copa América no es el torneo para ello.
Los jugadores que automáticamente entraron en el punto de mira como el futuro del equipo mexicano fueron Luis Ángel Malagón en la portería, Julián Quiñones como una especie de extremo izquierdo y Santiago Giménez como eje de ataque.
Ante la baja de Ochoa, el gafete de capitán, que es el símbolo del liderazgo dentro del grupo, pasó a Edson Álvarez, algo lógico cuando el futbolista que mejor rendimiento ha manifestado en Europa desde sus tiempos con el Ajax y más recientemente con el West Ham de la Premier League.
El resquebrajamiento
Sin embargo, los planes que se tenían desde la FMF y en el propio cuerpo técnico de la selección nacional no salieron como ellos pretendían.
Después del partido amistoso contra Uruguay, Luis Ángel Malagón acusó molestias, el portero sufrió una lesión muscular de segundo grado de la porción larga del bíceps; es decir se quedaba fuera de la Copa América, y Memo no estaba como posible reemplazo, por lo que Carlos Acevedo fue llamado en su lugar. México se quedaba sin jerarquía en un puesto clave y que suele marcar diferencia. El futuro de la portería debía esperar.
En el primer juego contra Jamaica, apenas iba media hora cuando Edson Álvarez cayó lesionado. El bastión y sostén del equipo se marchó del campo, el diagnóstico: desgarro parcial miofascial de músculo bíceps femoral y músculo semitendinoso izquierdo. Es decir, se quedaba fuera del torneo continental desde las primeras revoluciones.
Y en el juego contra Venezuela, César Montes salió de cambio en el entretiempo por molestias musculares, al Cachorro, que se había quedado como capitán del equipo tras la baja de Edson, se le vio con hielo en la pierna izquierda; a falta del diagnóstico oficial, luce complicado que pueda jugar el domingo contra Ecuador, cuando el conjunto Tricolor se juega la vida en el torneo.
En un santiamén México se quedó sin tres jugadores clave en el aparato defensivo, en un torneo donde se compite al más alto nivel. Tres cabezas del relevo generacional fuera por lesión, y en el banco, jugadores que aún no alcanzan un nivel alto de jerarquía.
Gobernados por la ansiedad
Por otra parte, jugadores como Santiago Giménez no ha tenido el rendimiento que se esperaba de él, asumió el papel estelar en el ataque, pero ha sido víctima de que la generación de juego del equipo ha sido bastante pobre y le llegan muy pocos balones.
A Julián Quiñones le ha tocado asumir el puesto de Hirving Lozano en la banda izquierda y tampoco se ha mostrado como el jugador que se exhibía en América, como naturalizado se esperaba que marcara una gran diferencia y no lo ha hecho.
Y Guillermo Martínez, quien entró en lugar de Henry Martín en la lista, su participación ha sido escasa y no se encuentra un argumento como para que le haya ganado el puesto a Henry, más cuando la diferencia entre ambos solo es de dos años.
Sí, el relevo generacional que se planeó llevar a cabo en la Copa América para probar jugadores no ha tenido el resultado esperado, la nueva columna que se pensaba encontrar flaqueó en su primer desafío, al Tricolor solo le queda ganar a Ecuador, de no hacerlo, la crisis se agudizará.
RGS