“Muchos de ustedes tienen empleos, muchos de ustedes tienen familias”, les dijo el senador Al Franken a los líderes demócratas reunidos la víspera de una elección para gobernador muy disputada en Virginia. Tras una pausa expectante, se inclinó hacia el micrófono y agregó: “Ignórenlos”.
En tono jocoso, Franken estaba suplicándoles a los activistas que salieran a votar al día siguiente, en lo que terminó siendo una sorpresiva y decisiva victoria del candidato demócrata Ralph Northam. Pero el momento, hace apenas dos semanas, también dejó ver lo alto que había ascendido en el firmamento de su partido el que alguna vez fue un cómico del programa “Saturday Night Live”.
Tras pasar gran parte de sus casi nueve años como senador tratando de dejar atrás su imagen de comediante e incursionar calladamente en temas como el acceso a la internet y la protección de los consumidores, ahora era un personaje atractivo en eventos políticos y algunos lo mencionaban como un posible contendiente a la presidencia en 2020.
Tras meses de embestir a algunos de los funcionarios nombrados por el presidente Donald Trump, el legislador de Minnesota, educado en Harvard, se había convertido en el arma a elegir para los demócratas ansiosos de atacar al gobierno e inyectar ánimo en los electores.
Pero ahora, la trayectoria ascendente de Franken, de 66 años, se ha visto interrumpida por las acusaciones de que tuvo contacto físico con cuatro mujeres si la autorización de éstas. Enfrenta una investigación de ética en el Senado por conducta inadecuada y no se le ha visto en público desde que surgieron los primeros alegatos en su contra la semana pasada. Repentinamente, su futuro luce turbio.
“Siempre es una gran decepción cuando líderes que te caen bien y a los que admiras hacen cosas malas”, dijo Mike Lux, un consultor demócrata liberal. Consideró prematuro decir cómo afectarán las acusaciones la carrera de Franken, pero advirtió que “si salen a la luz más incidentes, tiene un verdadero problema”.
Leeann Tweeden, conductora radiofónica en Los Ángeles, dijo la semana pasada que Franken le había puesto la lengua en su boca durante una gira de apoyo a las tropas en 2006, antes de que se convirtiera en senador. También publicó una fotografía en la que aparece él con sus manos encima del pecho de ella mientras dormía con un chaleco antibalas a bordo de un avión militar. Franken se disculpó.
Otras tres mujeres también lo han denunciado.
El senador canceló una presentación en Atlanta para promover su libro “Al Franken, Giant of the Senate” (“Al Franken, gigante del Senado”), de la cual ya se habían vendido todos los boletos. Sus asesores han dicho que está “pasando tiempo con su familia y reflexionando mucho”.
jamj