Schiphol, el operador del aeropuerto neerlandés de Ámsterdam, quiere eliminar todos los vuelos nocturnos en un plazo máximo de dos años para limitar la contaminación acústica denunciada por los residentes alrededor del aeródromo, un plan que ya está causando tensiones con aerolíneas, que lamentan no haber sido incluidas en estas decisiones.
El aeropuerto confirmó estos planes, después de que el director ejecutivo del Royal Schiphol Group, Ruud Sondag, los compartiera públicamente en una entrevista con los medios neerlandeses Het Parool y NRC.
El aeródromo de la capital de Países Bajos estaría cerrado entre la medianoche y las 05:00 de la mañana, un período durante el cual el tráfico aéreo de pasajeros y mercancías tendrá prohibido utilizar las pistas del aeropuerto, según Sondag.
La medida, que debería entrar en vigor en un plazo máximo de dos años, supondrá la desaparición de unos 10 mil vuelos nocturnos al año, lo que significa menos ruido para los 17 mil 500 residentes locales que denunciaban graves molestias por el tráfico aéreo, pero tendrá consecuencias además para los vuelos vacacionales, así como para los de tránsito, entre otras cosas.
Schiphol también quiere introducir gradualmente una prohibición de los aviones que hacen mucho ruido, como el Boeing 747, así como de los aviones privados, medidas que deben aplicarse en su totalidad a más tardar en 2025, según ambos diarios.
Además, NRC habla de una especie de fondo ambiental de 10 millones de euros por año para ayudar a los vecinos a mejorar el aislamiento de sus casas contra el ruido general que proviene del tráfico aéreo.
Schiphol también abandonará definitivamente la puesta en marcha de una nueva pista, un tema polémico al haber tenido bloqueados unos terrenos urbanizables donde se podían construir viviendas nuevas, necesarias en un país que sufre una grave crisis inmobiliaria.
Sondag dice que, si por él fuera, la eliminación de vuelos nocturnos entraría un año antes, pero aseguró que primero habrá consulta con las aerolíneas, “porque esto sí tiene un impacto significativo” para las empresas. Más de la mitad de los vuelos nocturnos en Schiphol están operados por Transavia.
La aerolínea neerlandesa KLM explicó en una respuesta a este anuncio que, “como sector, preferiríamos idear conjuntamente más medidas para reducir las emisiones de CO2 y las molestias acústicas” y subrayó su sorpresa porque Schiphol “presente ahora de forma independiente sugerencias que tienen consecuencias de gran alcance para las aerolíneas, sin involucrar a las partes del sector”.
“Juntos podemos llegar a una alternativa que sea ampliamente apoyada por todas las partes y por lo tanto efectiva”, agregó KLM.
Mañana, un tribunal neerlandés determinará, en un caso iniciado por la industria de la aviación, si el gobierno neerlandés puede continuar con los planes que tiene para reducir el tráfico aéreo en Schiphol. El sector considera una decisión unilateral reducir drásticamente y sin buscar alternativas el número de vuelos en el aeropuerto de Ámsterdam.
La organización medioambiental Greenpeace sí celebró las medidas anunciadas por Sondag y, según el activista Maarten de Zeeuw, “la aviación ha salido completamente de su caparazón y va mucho más allá de los límites de los residentes locales, la naturaleza y el clima. Dejar de volar de noche es lo mínimo que se puede hacer”.
Sobre la intención de prohibir los aviones privados, De Zeeuw agregó: “Esta forma de transporte en tiempos de crisis climática es desvergonzada y realmente ya no es posible”.
DM