El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, prometió hoy “movilizar apoyo internacional” para ayudar a Gaza tras los devastadores enfrentamientos de este mes, aunque afirmó que se evitará que Hamás se beneficie con los aportes para la reconstrucción, todo esto lo dijo tras en el inicio de una gira regional para reforzar el cese el fuego alcanzado la semana pasada.
Más de 250 personas, la mayoría palestinos, murieron en el conflicto armado de 11 días en Gaza, que dejó una destrucción generalizada en el empobrecido territorio costero. La tregua que entró en vigencia el viernes ha aguantado por ahora, pero no abordaba ninguna de las causas del conflicto.
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Blinken, que habló tras reunirse con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, afirmó que Estados Unidos abordaría la “grave situación humanitaria” en el territorio costero.
“Sabemos que para prevenir el regreso a la violencia, debemos usar el espacio abierto para afrontar un conjunto mayor de problemas y retos subyacentes. Y lo primero es ocuparnos de la grave situación humanitaria en Gaza y comenzar a reconstruir”, dijo.
Agregó que “Estados Unidos se esforzará por movilizar el apoyo internacional para ese esfuerzo a la vez que haremos nuestros propios aportes significativos” y posteriormente sostuvo que Washington y sus socios colaborarán pata “asegurar que Hamás no se beneficia con la ayuda a la reconstrucción”.
En su agenda, Blinken no tiene contemplado reunirse con Hamás, quien no reconoce el derecho a la existencia de Israel, mientras que ese país y Estados Unidos la consideren una organización terrorista.
"Creemos que los palestinos y los israelíes merecen vivir de forma segura para disfrutar de las mismas medidas de libertad, oportunidad y democracia, para ser tratados con dignidad", agregó Blinken.
También hizo hincapié en la necesidad de generar oportunidades para los palestinos de Gaza y Cisjordania para "fomentar un ambiente de mayor estabilidad".
El representante estadunidense encontrará los mismos obstáculos que han complicado un proceso de paz más amplio durante más de una década, como un combativo gobierno israelí, divisiones entre los palestinos y tensiones profundamente arraigadas en torno a Jerusalén y sus lugares de culto.
El diplomático, que aterrizó esta mañana en el Aeropuerto Internacional Ben Gurion, es el funcionario estadunidense de mayor rango que visita la región desde que Joe Biden asumió la presidencia de Estados Unidos. Le recibieron en el aeropuerto el ministro israelí de Exteriores, Gabi Ashkenazi, y otros funcionarios.
La Casa Blanca tenía la esperanza de distanciar a Estados Unidos de los complejos conflictos en la región y centrarse en la competencia con China y el cambio climático. Pero como muchos de sus predecesores, Biden se vio arrastrado de nuevo a Medio Oriente por otro brote de violencia.
Blinken comenzó su visita en Israel, donde el primer ministro, Benjamin Netanyahu, lucha por su futuro político tras las cuartas elecciones sin definición en dos años. Netanyahu afronta crecientes críticas de israelíes que dicen que puso fin a la ofensiva demasiado pronto, sin obligar a detener los ataques de cohetes palestinos ni asestar un golpe mayor a Hamas.
Israel no deja atrás una respuesta "muy fuerte" si estalla otro conflicto
Netanyahu, por su parte, agradeció el apoyo diplomático estadunidense durante la reciente escalada de violencia con las milicias de Gaza y reiteró su amenaza de que si estas violan la actual tregua, la respuesta israelí será "muy fuerte".
Además, se refirió a las negociaciones en Viena para salvar el acuerdo nuclear con Irán, al cual dijo espera que Estados Unidos no regrese ya que esto "facilitaría el camino de Irán hacia un arsenal de armas nucleares".
"Pase lo que pase, Israel siempre se reservará el derecho de defenderse contra un régimen comprometido con su destrucción y comprometido a obtener armas de destrucción masiva con ese fin", advirtió.
Sobre esta cuestión, Blinken dijo estar "consultando" con Israel durante las negociaciones sobre un potencial retorno al acuerdo, "al mismo tiempo que trabajan juntos para contrarrestar las acciones desestabilizadoras de Irán en la región".
La guerra se vio desencadenada por semanas de enfrentamientos en Jerusalén entre la policía israelí y manifestantes palestinos en el complejo de la Mezquita de Al-Aqsa y ss alrededores. Las protestas respondían a las agresivas tácticas de la policía israelí en el disputado recinto durante el mes sagrado musulmán del Ramadán, así como a la amenaza de desahucio sobre decenas de familias palestinas a instancias de colonos judíos.
Aún hay tensión en Medio Oriente
Los desahucios se paralizaron justo antes de que estallaran los combates en Gaza, pero el proceso legal se reanudará en las próximas semanas. La policía se enfrentó brevemente con manifestantes en Al-Aqsa el viernes, horas después de que entrara en vigencia el alto el fuego. El lugar es sagrado para judíos y musulmanes, y ha registrado varios brotes de violencia entre israelíes y palestinos a lo largo de los años.
Es improbable que Netanyahu haga concesiones públicas sobre Al-Aqsa o los desahucios, porque se interpretaría como ceder a las demandas de Hamas.
Para aumentar las tensiones, un soldado israelí y un civil resultaron heridos ayer en ataques con arma blanca en Jerusalén Oriental antes de que la policía matara a tiros al agresor en lo que describieron como un ataque terrorista.
Un palestino murió baleado esta madrugada por fuerzas israelíes de incógnito cerca de Ramala, donde tiene su sede la Autoridad Palestina, según la agencia de noticias Wafa, dependiente de la Autoridad Palestina. Imágenes difundidas en internet parecían mostrar al hombre, identificado como Ahmed Jamil Fahed, ensangrentado y tirado en la calle.
El Ejército israelí derivó las preguntas al respecto a la Policía de Fronteras, que no respondió a peticiones de comentarios.
OMZI