En repudio al fallido atentado contra la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y que ha dejado al país en estado de conmoción, cientos de manifestantes desarrollan una protesta en el centro de la Plaza de Mayo de Buenos Aires.
El ataque con un arma de fuego contra Kirchner, perpetrado la noche del jueves por un hombre que se investiga si actuó en solitario, fue considerado por el presidente Alberto Fernández como el incidente más grave desde el regreso a la democracia en 1983.
La tentativa de magnicidio, en medio de una creciente polarización política, también fue repudiada por los principales dirigentes de la oposición Juntos por el Cambio (centro-derecha). El sábado, el Congreso realizará una sesión especial.
Diego Reynoso, politólogo en la Universidad de San Andrés, consideró que "había ya un nivel de violencia verbal y simbólica, que ahora traspasó al comportamiento, se materializó".
"Este hecho es un parteaguas", dijo Reynoso a la AFP. En años recientes "nunca había sido un problema en Argentina la violencia política. Se está rompiendo un consenso cívico y democrático que teníamos, y es lamentable".
El papa Francisco, antiguo arzobispo de Buenos Aires, expresó su "solidaridad y cercanía en este delicado momento" a su compatriota y dijo que reza porque "prevalezcan siempre la armonía social y el respeto de los valores democráticos".
Estados Unidos condenó "enérgicamente el intento de asesinato" y expresó su apoyo "al gobierno y al pueblo argentino en el rechazo de la violencia y el odio", según un mensaje del secretario de Estado Antony Blinken en Twitter.
Ante la justicia
La jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rivolo, a cargo de la investigación caratulada como intento de homicidio agravado, hicieron la mañana del viernes una inspección en la zona donde ocurrió el ataque. En el juzgado se tomaron las primeras declaraciones a testigos así como policías y miembros de la custodia de la vicepresidenta de 69 años. Posteriormente, la magistrada acudió al domicilio de Kirchner para escucharla.
La policía federal allanó un departamento en la periferia de Buenos Aires, que alquila el atacante desde hace ocho meses, según reportó el propietario. En el lugar se hallaron dos cajas de 50 balas cada una, informó una fuente policial a la prensa.
El detenido, de nombre Fernando André Sabag Montiel, de 35 años, es de nacionalidad brasileña, de madre argentina y padre chileno. Vive en Argentina desde 1993. Había sido apresado el 17 de marzo de 2021 por portación de armas no convencionales, según fuentes policiales citadas por la agencia oficial de noticias Télam. El hombre lleva un símbolo nazi tatuado en el codo, de acuerdo a imágenes de sus redes sociales.
Vigilia y manifestaciones
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, publicó en sus redes sociales que en Argentina "acabamos de vivir uno de los peores episodios de nuestra historia con el intento de asesinato a Cristina Kirchner".
Desde el incidente se mantuvo en el lugar una vigilia de un puñado de militantes en medio de una fuerte presencia policial que acordonó la zona.
A media mañana, los manifestantes, convocados por partidos políticos, sindicatos, movimientos sociales y organismos de defensa de los derechos humanos, comenzaron a congregarse en las principales ciudades del país, para marchar a partir del mediodía.
"Nosotros estábamos esperando a nuestra amada Cristina. Y justo bajó a saludar a todos, como todas las noches, a saludar al pueblo. Y de golpe se escuchó un revuelo, y era aquel tipo que le apuntó a ella. Justo por mi lado lo agarraron, lo corrieron por acá y yo lo tengo clavado en mi cabeza la cara del desgraciado este", contó en la madrugada a la AFP Teresa, una mujer que no dio su apellido frente al domicilio de la vicepresidenta.
Martín Frías, otro seguidor de Kirchner de 48 años, dijo que con este hecho "se conoce más al enemigo, pero la lucha no se renuncia. Significa tomar mayores recaudos, pero con las mismas convicciones de siempre".
El atentado fue repudiado por mandatarios y dirigentes latinoamericanos y el jefe de gobierno español así como la vocera de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Ravina Shamdasani.
A partir del mediodía, decenas de miles de manifestantes, convocados por partidos políticos, sindicatos, movimientos sociales y organismos de defensa de los derechos humanos, comenzaron a marchar en las principales ciudades del país.
"Voy a la Plaza de Mayo en primer lugar en apoyo a la democracia, en segundo lugar en apoyo a Cristina, para que sepa que estamos, y tercero, a ver si se despiertan los argentinos y entienden que este camino no va", dijo a la AFP Adriana Spina, una docente jubilada de 61 años que no suele participar de manifestaciones.
L G