La familia de Lautaro Alvaredo, un adolescente que fue asesinado a golpes cuando salió de un boliche, mantiene vivo su recuerdo y todavía comen todos juntos, pero ahora desde el cementerio.
Desde el panteón Los Ceibos, ubicado en La Matanza, los padres y el hermano que le sobreviven al muchacho se niegan a dejar morir su memoria.
Diego y Tamara visitan religiosamente la tumba de su primogénito, cuya vida fue cegada a los 19 años, notoriamente devastados. Su costumbre comenzó en noviembre del 2023.
“Venimos a desayunar o a almorzar con él. No lo podemos creer”, dice Diego, al medio argentino El Clarín.
La tristeza le impide a los Alvaredo llevar una vida normal, por lo que la Navidad, Año Nuevo y demás festejos pasan desapercibidos para ellos.
Lautaro murió el 17 de noviembre, tras pasar 12 días hospitalizado por muerte cerebral luego de recibir una golpiza a manos de tres delincuentes, de los cuales uno sigue prófugo, según la agencia Telám.
“No sabés lo que era mi hijo. Yo trabajo como colectivero y para llegar a fin de mes cantaba en eventos, cumpleaños. Siempre cuarteto, él me preparaba los equipos en el auto, me iba a buscar a la parada cuando llegaba de trabajar y salíamos. Mientras yo armaba el sonido, él ponía música, siempre bien, con su celular, él hacía de todo. No sabés lo bien que lo hacía”, recuerda el padre a El Clarín.
La tragedia comenzó el 6 de noviembre del año pasado, cuando Lautaro visitó el bolerama Cyrux, en Buenos Aires, acompañado por un grupo de amigos.
Cuando salieron del lugar fueron agredidos por jóvenes que les reclamaron por unos lentes, el conflicto escaló a una batalla campal en la que el joven cayó al piso, donde fue golpeado por tres personas, como recuerda Telám.
El caso conmocionó a toda Argentina, pues la brutalidad del ataque fue captada por cámaras de seguridad. Incluso el padre de uno de los agresores entregó a su hijo a la justicia, mientras el otro acusado fue capturado por la policía. El primero tiene 18 años y el otro 19.
Por desgracia, la felicidad de la familia parece haber sido enterrada junto a su hijo mayor, cuyos restos fueron velados en una funeraria de San Justo.
“Parece que matar fuera un trofeo”, concluyen los papás de Lautaro, junto a Maximiliano, el bebé que no crecerá junto a su hermano, citados por El Clarín.
SNGZ