Kamala Harris y Donald Trump expusieron este martes su visión para Estados Unidos durante un debate salpicado de ataques personales y políticos del que la demócrata salió airosa.
Comenzó con un apretón de manos entre la vicepresidenta y candidata demócrata de 59 años y el ex presidente republicano de 78.
Pero casi desde el minuto uno saltaron chispas durante el debate de una hora y media transmitido por la cadena ABC desde Filadelfia, cuna de la democracia estadunidense en el este del país.
De pie detrás del atril, él permaneció serio sin apartar la vista de la cámara. Ella giraba de vez en cuando la cabeza para mirarlo con socarronería.
"Nos dejó el peor desempleo desde la Gran Depresión (...) la peor epidemia de salud pública en un siglo (y) el peor ataque a nuestra democracia desde la Guerra Civil, y lo que hemos hecho es limpiar el desastre de Donald Trump", dijo Harris.
Ataques personales
También le acusó de difundir un "montón de mentiras" sobre el aborto que "insultan a las mujeres".
Trump la llamó "marxista" y se explayó todo lo que pudo con su tema favorito: la migración.
"Muchas de estas personas que llegan son criminales, y eso también es malo para nuestra economía", sostuvo el expresidente republicano.
"Tenemos millones de personas que llegan a nuestro país desde prisiones y cárceles, desde instituciones mentales y manicomios, y están llegando y están tomando puestos de trabajo que ahora ocupan afroestadunidenses e hispanos y también sindicatos", dijo, como parte de su retórica antinmigrante.
En el debate, Trump repitió que los migrantes comen "perros", "gatos" y "las mascotas" de los habitantes de una ciudad de Ohio (noreste), un rumor pregonado desde el lunes por republicanos y desmentido por las autoridades.
Su tono era cada vez más agresivo: "Estoy hablando, si no te importa, por favor", soltó a la vicepresidenta.
Y sugirió que el intento de asesinato contra él en julio se debió "probablemente" a las críticas de sus rivales que lo califican como "una amenaza para la democracia".
Harris tampoco evitó las descalificaciones y le recordó que ya no compite con el presidente Joe Biden sino con ella.
La demócrata acusó a su rival de utilizar la raza "para dividir al pueblo estadunidense" y de ser el hazmerreír internacional.
"Los líderes mundiales se ríen de Donald Trump, he hablado con líderes militares, algunos de los cuales trabajaron con usted, y dicen que es una vergüenza", dijo.
Y de la guerra, ¿qué dijeron?
Según ella los "dictadores y autócratas están deseando" que vuelva a ser presidente porque pueden manipularlo "con halagos y favores".
El presidente ruso, Vladimir Putin, "se comería vivo" a Donald Trump y ya estaría sentado en Kiev si el republicano fuera presidente", declaró.
El candidato republicano se negó por su parte a decir si desea o no una victoria de Ucrania frente a Rusia.
También hablaron de la guerra en Gaza, uno de los temas que preocupa a los votantes.
"Ella odia a Israel. Si se convierte en presidenta, no creo que Israel exista en dos años", dijo el expresidente. Como cabía esperar ella lo negó.
Durante décadas estos debates permitían a un candidato distinguirse de su rival, pero no hacían mella en la campaña.
Una guerrera
Hasta el pasado junio, cuando el pésimo desempeño del presidente Joe Biden precipitó su caída e hizo que el 21 de julio pasara el testigo a su vicepresidenta.
Desde entonces ella se ha convertido en un fenómeno político. Recabó un apoyo masivo en cuestión de horas, rompió récords en recaudación de fondos, saboreó una nominación triunfal en la convención demócrata de Chicago y consiguió igualar mucho las encuestas sobre la intención de voto.
Pero muchos estadunidenses (el 28% según un sondeo New York Times/Siena College) no se hacen una idea de cómo es y qué propone. Así que intentó convencerlos para que confíen en ella.
Les propuso "un nuevo camino hacia adelante" para dejar atrás la era Trump.
Su rival, que suscita pasión y odio a partes iguales, cuenta con sus simpatizantes que le han sido fieles a pesar de sus procesos judiciales, que Harris, una ex fiscal, le recordó.
Pero ambos necesitan a los votantes indecisos, sobre todo a aquellos de los estados bisagra, es decir que votan por uno u otro partido en función de los candidatos. Esto les otorga un poder descomunal en las elecciones debido al sistema de votación por sufragio universal indirecto.
Se desconoce si el debate de este martes permitirá inclinar la balanza claramente hacia un partido cuando faltan ocho semanas para unas elecciones presidenciales muy reñidas.
Harris recibió una excelente noticia al final: el respaldo de la cantante Taylor Swift, con una enorme influencia sobre millones de jóvenes, que prometió en la red social Instagram votar por ella porque "lucha por aquellos derechos y causas" que "necesitan una guerrera que las defienda".
Su equipo de campaña pareció satisfecho y desafió al republicano en un comunicado: "Harris está lista para un segundo debate. ¿Está listo Donald Trump?"
MO