Ex empresario enriquecido con la tecnología, convertido en ministro de Defensa y líder de la derecha, Naftali Bennett es el nuevo primer ministro de Israel tras obtener el voto de confianza del parlamento israelí y accedió al cargo de primer ministro, destronando a Benjamin Netanyahu tras 12 años en el poder.
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Bennet, ungido por una alianza que va desde la izquierda a la derecha y que incluye a partidos árabes, obtuvo el voto favorable de 60 de los 119 diputados presentes, sobre 120 con que cuenta la Cámara, y 59 en contra, pertenecientes al Likud del saliente jefe de gobierno y a las agrupaciones de extrema derecha y ultraortodoxos.
Naftali Bennett, aseguró este domingo en un discurso ante el Knesset que su gabinete representará a "todo el país", entre abucheos e insultos de sus opositores.
"Entiendo que hoy no es un día fácil para muchos, pero tampoco de luto, es un día de cambio, de cambio de régimen en el marco de una democracia", indicó en su discurso de presentación ante la Knéset para obtener el voto de confianza de los diputados para su gobierno.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ya felicitó al nuevo primer ministro israelí y lo reconoció como el nuevo jefe de Estado del país.
"Felicito al primer ministro Naftali Bennett, al primer ministro suplente y al ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, y a todos los miembros del nuevo gabinete israelí", dijo Biden en un comunicado. "Espero trabajar con el primer ministro Bennett para fortalecer todos los aspectos de la estrecha y duradera relación entre nuestras dos naciones. Israel no tiene mejor amigo que Estados Unidos".
Bennett, el "traidor" del gobierno de Netanyahu
Todos los ojos están puestos en este antiguo protegido de Netanyahu, cuya ideología comparte pero cuya gestión criticó y ahora tendrá la gestión del estado israelí que ha estado sumergido en una crisis política, con protestas contra el ahora ex primer ministro y el enfrentamiento contra Hamás.
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Calvo y alto, Naftali Bennett lidera la formación Yamina, que aboga tanto por el ultraliberalismo económico, como por la línea dura ante Irán y por la anexión de casi dos tercios de la Cisjordania ocupada, lo que brinda a su partido de derecha radical mucha popularidad entre los colonos judíos.
Su adhesión sorpresa a la nueva alianza heterogénea que va de su partido de derecha a la izquierda, pasando por el apoyo de un partido árabe, fue negociada por todo lo alto: el puesto de primer ministro hasta 2023. El líder de Yamina sólo tuvo unas horas para justificar su decisión.
"Sabía que recibiría críticas", dijo, tranquilo, en la televisión, mientras en internet la extrema derecha se burlaba de él mostrándolo con pañuelos palestinos.
"He escogido hacer lo que se tenía que hacer por el bien de Israel", insiste el que está a punto de convertirse en el primer jefe de gobierno de la historia del país en llevar kipá, el tradicional gorro judío. Casado con Gilat Bennett, pastelera de formación, y padre de cuatro hijos, practica un judaísmo estricto, aunque abierto a la modernidad.
Hijo de migrantes estadunidenses, nacido el 25 de marzo de 1972 en Haifa, Bennett se impuso a comienzos de la década de 2000 como uno de los niños mimados de la "start-up nation" gracias a su empresa de ciberseguridad Cyotta, vendida por 145 millones de dólares en 2005, antes de dar el salto hacia la política en el Likud de Netanyahu al año siguiente.
El partido estaba entonces en la oposición. Dos años más tarde, Bennett abandonó al Likud para dirigir durante un tiempo al Consejo de Yesha, principal grupo de defensa de centenares de miles de colonos israelíes en la Cisjordania ocupada.
En 2012, sorprendió a toda la escena política israelí al tomar el control de la formación de extrema derecha "Hogar Judío", que sedujo a una parte de los colonos con comentarios enérgicos.
Previamente había asegurado que con los palestinos no ha podido solucionarse sino que hay que soportarlo como un "disparo de obús (de proyectil) en el trasero" y que no había ocupación israelí en Cisjordania puesto que "nunca existió un Estado palestino".
E incluso: "hay que matar a los terroristas, no liberarlos", en referencia a los presos palestinos. Hogar Judío se une a otros micropartidos y forman Yamina, grupo conocido por su musa, Ayelet Shaked, pero dirigido actualmente por Bennett, quien participó en coaliciones dirigidas por Netanyahu antes de dejarlo.
Bennett, quien fue experto en ciberseguridad, instalado en la próspera ciudad de Ra'anana, en el centro de Israel, también ministro de Defensa de 2018 a 2019 en el gobierno de Benjamin Netanyahu, prometiendo a Irán hacer un "Vietnam" si la república islámica continuaba estableciéndose militarmente en la vecina Siria.
Aunque comparte afinidades ideológicas con Netanyahu, quien no obstante multiplicó los ataques en su contra en la recta final de la campaña electoral. Ahora, Bennett podría verse obligado a tomar una decisión difícil, gobernar en una colación variopinta con la izquierda, la derecha y los árabes que su único punto en común ha sido la salida del primer ministro.
Tiene "una imagen hecha a medida para un público (israelí) que busca desesperadamente un sustituto legítimo para Netanyahu", señala Evan Gottesman, de Israel Policy Forum.
Yair Lapid, el periodista artífice de la "expulsión" de Netanyahu en el poder
El centrista Yair Lapid, ex estrella de la televisión israelí, ha ganado credibilidad desde que se lanzó a la política, hasta el punto de llegar a ser primer ministro en alternancia en un gobierno de coalición abocado a poner fin a la era Netanyahu.
Con Bennett, representante de una derecha radical opuesta en muchos puntos a sus visiones centristas, forma una alianza antinatural, pero guiada por el mismo objetivo de cambio al frente del país.
Cuando en 2012 este periodista con aires de George Clooney abandonó los estudios de televisión para lanzar su partido Yesh Atid ("Hay un futuro"), sus detractores le reprocharon que jugaba con su imagen de galán de cine para seducir a la clase media.
Casi diez años después, Lapid sigue ahí y cumplió el objetivo que se impuso: expulsar del poder a Netanyahu, primer ministro que más tiempo ha estado en el cargo en la historia de Israel y acusado de corrupción en una serie de casos.
El 2 de junio, firmó un acuerdo de coalición con partidos de derecha, de izquierda y de centro y una formación árabe, un pacto que fue luego aprobado por el Parlamento. El texto, en base a una rotación, prevé Bennett, se ponga al frente del gobierno durante los 18 primeros meses y después Lapid le releve.
Ministro de Finanzas de un gobierno Netanyahu en 2013 y 2014, en las elecciones legislativas de marzo de 2020, Lapid integra su partido en la coalición centrista "Azul y Blanco" del general Benny Gantz. Pero cuando Gantz llega a un acuerdo para formar un gobierno con "Bibi", sobrenombre de Netanyahu, Lapid hace las maletas.
"Le dije a (Gantz) 'ya he trabajado con Netanyahu (...) y no te dejará poner las manos al volante'", contó Lapid hace unos meses a la agencia AFP. "Gantz me dijo: 'confiamos en él, ha cambiado'. Y le respondí 'el hombre tiene 71 años, no va cambiar'. Y desgraciadamente para el país, yo tenía razón", agregó.
En las últimas legislativas, la formación centrista de Lapid alcanza la segunda posición, con 17 diputados, detrás del Likud de Netanyahu.
Nacido en noviembre de 1963 en Tel Aviv, ciudad donde concentra su base electoral, Lapid es hijo del difunto periodista Tommy Lapid, ex ministro de Justicia con Ariel Sharon. Su madre, la escritora Shulamit Lapid, es una de las maestras de la novela policíaca israelí, con una serie de obras cuya protagonista es una periodista.
El periodismo ha impregnado la juventud de Lapid, que firma sus primeros artículos para el diario Maariv, antes de pasar al Yedioth Aharonot, el más vendido del país, lo que le dio una gran notoriedad.
Paralelamente, multiplica sus actividades: boxea como aficionado, practica las artes marciales, escribe novelas policíacas y series de televisión, compone e interpreta canciones y hasta actúa en el cine.
Pero es en la televisión, en los años 2000 se convirtió en presentador del programa de entrevistas más seguido del país, donde se impone como la encarnación de israelí medio, haciendo siempre la misma pregunta a sus invitados: "¿Qué es ser israelí en su opinión?".
Patriota, liberal, laico, denostado por los judíos ortodoxos, aliados clave de Netanyahu, logra posicionarse en el centro.
"Se abstiene de vanagloriarse (...) y es el más 'no candidato' de todos los candidatos al puesto de primer ministro", señaló antes de las elecciones de marzo pasado el periodista Yuval Karni en el Yediot Aharonot, destacando que los israelíes "aprecian" la humildad.
Cuando miles de israelíes se manifestaban contra Netanyahu semanalmente, a causa de las acusaciones de corrupción en su contra, Lapid mantiene el perfil bajo. Dice que no busca ser primer ministro, sino aliarse con otros partidos para expulsar al "rey Bibi" de su trono y "romper las barreras que dividen a la sociedad israelí".
dmr