La jefa saliente de derechos humanos de la ONU afirmó que se han cometido graves violaciones de los derechos humanos en la región china de Xinjiang, en el contexto de la aplicación por parte del gobierno de estrategias antiterroristas y contra el "extremismo".
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, cuyo mandato de cuatro años finaliza esta semana, ha enfrentado críticas por ser demasiado blanda con China durante una visita en mayo, tras la cual decidió no presentarse a un segundo mandato.
El documento fue divulgado en Ginebra a las 23:47 horas (tiempo local) del miércoles, 13 minutos antes de la conclusión del período de cuatro años de la ex presidenta chilena.
"El alcance de la detención arbitraria y discriminatoria de uigures y miembros de otros grupos mayoritariamente musulmanes (...) puede ser constitutivo de crímenes internacionales, en particular crímenes contra la humanidad", afirma el informe en sus conclusiones.
Bachelet afirmó que su diálogo con Beijing sobre los supuestos abusos en la región china de Xinjiang no significó "hacer la vista gorda".
"Dialogar y ampliar mi comprensión no significa aprobar, pasar por alto o hacer la vista gorda. Y no excluye hablar con franqueza", afirmó la expresidenta chilena en un mensaje de correo electrónico enviado a varias agencias de comunicación.
Advierte que "se han cometido serios abusos de derechos humanos en XUAR (Región Autónoma Uigur en Xinjiang) en el contexto de la aplicación de estrategias gubernamentales de contraterrorismo y contraextremismo".
Cita en particular la preocupación por el tratamiento de personas detenidas en los llamados "Centros de Educación y Entrenamiento Vocacional" de China.
"Denuncias de patrones de tortura o maltrato, incluyendo tratamientos médicos forzados y condiciones de detención adversas, son creíbles, como lo son las denuncias de incidentes individuales de violencia sexual y de género", indica el informe.
Bachelet señaló en el mensaje de correo electrónico que "yo dije que lo publicaría antes del fin de mi mandato y lo hice".
"Los temas son serios y los discutí con altas autoridades nacionales y regionales" de China, aseguró.
China ha sido acusada por años de detener a más de un millón de uigures y otras minorías musulmanas en la remota región occidental de Xinjiang.
Activistas han señalado a China por numerosos abusos, que Beijing ha refutado con vehemencia, insistiendo en que se trata de centros de entrenamiento vocacional en Xinjiang para contrarrestar el extremismo. El informe urge a Beijing, la ONU y el mundo a poner atención a la situación descrita en Xinjiang.
"La situación de derechos humanos en XUAR requiere también atención urgente del gobierno, los órganos intergubernamentales de la ONU y el sistema de derechos humanos, así como la comunidad internacional en general", agrega.
Pero el documento de 49 páginas no hace referencia al genocidio, una de las principales denuncias de los críticos de Beijing , incluyendo Washington.
Firme rechazo de China
El embajador chino ante la ONU en Nueva York, Zhang Jun, dijo el miércoles antes de la divulgación del documento que Pekín le informó de su "firme oposición" al texto.
"El llamado tema de Xinjiang es una mentira completamente inventada por motivaciones políticas y su propósito es definitivamente socavar la estabilidad de China y obstruir su desarrollo", declaró Zhang a periodistas. Señaló que Bachelet debió permanecer "independiente" y no ceder a las "presiones políticas" de países occidentales.
Bachelet y su despacho explicaron repetidamente que el motivo del atraso del informe fue que se envió primero a Beijing para que lo comentara, como se estila en estos casos. Pero Zhang aseguró que China no ha visto el informe y lo "rechaza por completo".
La organización Amnistía Internacional señaló en un comunicado que el informe "pone al descubierto la magnitud y gravedad de las violaciones de derechos humanos en Xinjiang", aunque cuestionó la demora en su publicación.
"El inexcusable atraso en la divulgación de este informe es una mancha para el ACNUDH", pero insistió en que no debe restarle importancia.
Bachelet insistió en que el diálogo con Beijing no significó "aprobar, pasar por alto o hacer la vista gorda" a los hechos en Xinjiang.
Agregó que "la politización de estos graves temas de derechos humanos por algunos Estados no ayudó. Hicieron la tarea más difícil, dificultaron el compromiso y dificultaron la creación de la confianza y la capacidad de tener un impacto real sobre el terreno".
dr