Policía tardó 36 minutos en detener a tirador de Nueva Zelanda

El número de muertos ascendió a 50, luego de que la policía hallara un cuerpo en la tareas de evacuación de las dos mezquitas.

Las autoridades dijero que este hecho "no tiene precedentes" en Nueva Zelanda. (AP)
Agencias
Wellington /

La policía neozelandesa informó ayer que tardaron 36 minutos en detener a Brenton Tarrant, el asaltante de las dos mezquitas de Christchurch, tras recibir el aviso del ataque que causó varios muertos y heridos.

“Llegamos a la escena en las mezquitas bastante antes. (Los 36 minutos) fue el tiempo desde el aviso inicial del incidente hasta que tuvimos al sospechoso bajo custodia”, dijo en rueda de prensa el comisionado Mike Bush.

El jefe policial atendió a la prensa después de que Tarrant, australiano de 28 años, compareciera ante un tribunal de la ciudad, con grilletes en las manos y pies, haciendo gestos propios de grupos supremacistas blancos.

El balance de muertos ascendió a 50 luego de que las autoridades hallaran un cuerpo en la tareas de evacuación de las dos mezquitas. La policía añadió que aún 36 personas siguen en el hospital.

Bush explicó que las autoridades intentan identificar a las víctimas para que puedan ser enterradas lo más pronto posible, al reconocer la frustración entre los familiares que quieren realizar los funerales de acuerdo a sus costumbres.

El comisionado hizo énfasis de que se cree que Tarrant es el único responsable de los ataques armados en ambas mezquitas.

“Hasta la fecha solo una persona ha sido acusada en relación a los ataques”, aunque insistió que por el momento “nada es concluyente”.

Respecto a las personas que habían sido detenidas, Bush detalló que una mujer fue puesta en libertad sin tener ningún cargo, mientras que un hombre ha sido acusado por delitos vinculados a posesión de armas, aunque “no creemos que estén vinculados”.

También agregó que el joven que fue detenido el viernes y que comparecerá mañana ante la justicia era “tangencial” a los ataques.

En Tanto, la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, calificó de terrorista el ataque y dijo que fue una de las “jornadas más sombrías jamás vividas por Nueva Zelanda”.

Subrayó que los heridos de la masacre —la más sangrienta de la época contemporánea contra musulmanes en un país occidental— venían de varios países musulmanes.

Ardern aseguró que el sospechoso había acumulado todo un arsenal y tenía permiso de armas, al menos dos de ellas, semiautomáticas, seguramente AR-15, y dos fusiles fueron usados por el agresor.

La primera ministra prometió reformas. “Les garantizo que nuestras leyes sobre armas van a cambiar”, dijo.

En medio del siniestro, un hombre trató de hacer frente al ataque de Tarrant. Abdul Aziz, de 48 años, no se escondió. En lugar de eso, le arrojó lo primero que pudo encontrar, una máquina para cobros con tarjetas de crédito. Salió corriendo y le gritó “¡Ven aquí!”.

Aziz ha sido calificado de héroe por prevenir que hubiera más muertes, después de atraer al pistolero a una persecución tipo gato y ratón, antes de hacer que se alejara a toda velocidad en su auto.

Tarrant retransmitió en directo durante 17 minutos a través de Facebook la matanza en una de las mezquitas, donde se pudo ver cómo disparaba a quemarropa contra numerosas personas y cambiaba varias veces el cargador de su arma automática.

Un gran movimiento de solidaridad interconfesional se apoderó de todo el país ayer, con millones de dólares de donaciones y compras de alimentos para las víctimas.

Esta tragedia ha conmocionado a Nueva Zelanda, un país de 5 millones de habitantes, y donde solo el 1 por ciento de la población se declara musulmana. En este país, que se enorgullece de ser un lugar apacible y acogedor, se registran apenas unos 50 asesinatos por año.

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