Aún con la llegada del demócrata Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, se ha mantenido una línea diplomática dura ante el gobierno de China, principalmente por cuestiones de la pandemia de covid-19, así como los conflictos de represión social en Hong Kong, la independencia de Taiwán y los "centros de reeducación" en Xinjiang.
En este último, el Congreso de Estados Unidos ha interpuesto sanciones a funcionarios chinos por su vinculación a estos centros, en que han acusado de que se está perpetrando un genocidio contra el pueblo uigur, ubicado en el extremo oeste de China, donde más de un millón de personas han sido sometidas, incluso con torturas, con fines de eliminar el extremismo y el terrorismo de China.
¿Qué son esos centros y por qué contra una etnia principalmente musulmana que ha radicado en la región desde hace siglos? ¿Por qué tanto el mundo occidental, las Naciones Unidas y organizaciones a favor de los derechos humanos condenan las acciones emprendidas por el gobierno chino?
¿Quiénes son los uigures?
La etnia, de orígenes turcos, ha habitado la región de Asia Central desde el año 2000 antes de nuestra era. Su región ha sido ocupada a lo largo de la historia por los mongoles, chinos, tibetanos, y la antigua Unión Soviética, pero es considerada una de las tribus procedentes del panturquismo que llegó a dominar la región en la era antigua.
Genéticamente son una raza mixta de caucásicos con asiáticos, pero la mayoría de ellos creyentes del Islam debido a su expansión durante el siglo VIII de nuestra era. Aunque tienen su propia lengua, por cuestiones históricas se puede escribir tanto en alfabeto árabe como cirílico, aunque también existe una escritura en latino.
A diferencia de otras naciones de etnias turcas que alcanzaron la independencia tras la caída de la Unión Soviética, como Azerbaiyán, Kirguistán y Turkmenistán, los uigures han proclamado de forma fallida su propia nación (Turkestán Oriental) en dos ocasiones: de 1933 a 1934 y de 1944 a 1946.
Los chinos también son una etnia
La etnia Han, como se denomina étnicamente a los chinos, es la tribu con mayor población a nivel mundial (cerca del 20 por ciento) y es la dominante en toda la costa este del país, así como en Taiwán y Singapur. Su nombre deriva de la Dinastía Han (206 a.n.e - 210 d.n.e), que estableció las raíces de la cultura china y que se mantienen en gran parte de ellas hasta en la actualidad.
Sin embargo, tanto la Unión Soviética como China —previo a la llegada de Mao Tze-Tung— socavaron los impulsos independentistas por motivos expansionistas ganando ambas guerras frente a la uigures. Con ello, la región de Xinjiang, principalmente habitada por la etnia, estuviera a manos de los chinos.
Aunque el gobierno de Mao buscó integrarlos plenamente al comunismo, los habitantes se mostraron reacios ante sus políticas —principalmente la Reforma Agraria—, generando disputas armadas por el control de la región. La URSS mantenía disputas con China por la región uigur y apoyaba abiertamente a los separatistas.
Durante la Revolución Cultural (1966-1976), los uigures buscaron impulsar los movimientos independentistas, pero estos fueron sepultados por las fuerzas chinas y cerca de 60 mil personas terminaron como refugiados en la Unión Soviética. Durante las siguientes décadas, el gobierno chino mantuvo represión en Xinjiang para evitar el resurgimiento del nacionalismo uigur.
¿Cómo funcionan esos centros?
De acuerdo con testimonios de personas que lograron escapar de los "centros de reeducación", muchas de las prácticas eran completamente contrarias a las costumbres de los uigures, y que eran reclutados bajo sospechas de las autoridades chinas, principalmente si estos viajan hacia el extranjero.
Muchas de los uigures son obligados a aprender mandarín —el idioma oficial de China y que los uigures no dominan—, entonar tanto el himno del Partido Comunista y otros temas oficiales, así como pedir "larga vida" al líder Xi Jinping y estudiar la propaganda comunista.
También son obligados a comer cerdo y beber alcohol —alimentos completamente prohibidos en el Islam— y ordenados a trabajos forzados, principalmente en los cultivos de algodón que son claves para la región. También les prohibían celebrar ritos funerarios islámicos.
Sin embargo, desacatar las órdenes impuestas refrenan múltiples castigos. Desde la violencia física hasta abusos sexuales y violaciones, gran parte de los uigures detenidos, y que han logrado escapar, han relatado las torturas a los que son sometidos por las autoridades chinas. Incluso, los hijos de los niños eran internados para recibir la educación dictada por el Partido Comunista.
¿Cómo comenzó la situación actual con los uigures?
El 5 de julio de 2009, la ciudad de Urumqi registró diversas manifestaciones violentas por enfrentamientos entre los uigures y los han, esto tras los reportes de asentamiento de extremistas que planeaban hacer ataques durante los Juego Olímpicos de Beijing, pero que ya existían roces entre ambas etnias debido al crecimiento poblacional de los chinos en la región occidental.
La manifestaciones en la capital de la región, que dejaron 197 muertos y más de mil 700 personas heridas, habían sido presuntamente planificadas por movimientos independentistas en inspiración al levantamiento por la liberación del Tíbet en 2008.
¿Qué es el panturquismo?
Es un movimiento intelectual nacido en la década de 1880 para unificar a los pueblos turcos tanto en cuestiones culturales, como políticos y económicos. Muchas de las ex repúblicas soviéticas están representadas en el panturquismo, como Azerbaiyán, Turkmenistán, Kirguistán, Uzbekistán, así como otras etnias, entre ellos los uigures.
El gobierno, precedido en ese entonces por Hu Jintao, decidió cortar las telecomunicaciones y enviar elementos del ejército para controlar a la población, medida que tuvo éxito para el politburó chino pero criticada principalmente por Turquía —que acusó de genocidio— y organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional.
Sin embargo, en 2014 se produjeron dos ataques terroristas en Urumqi. El primero, el 30 de abril de ese año, un par de asaltantes atacaron a los pasajeros con cuchillos y detonaron explosivos en la estación de trenes de la ciudad, esto a pocos días de que el presidente Xi Jinping —quien apenas tenía poco más de un año de haber asumido el politburó— visitara la región.
En el segundo, reportado el 22 de mayo, cinco asaltantes de índole separatista lanzaron artefactos explosivos contra un mercado callejero en la ciudad concurrido por chinos, donde murieron 47 personas y más de 90 personas resultaron heridas.
En los siguientes meses se habían disparado los ataques entre chinos y uigures, estos que habían sido planificados por el Partido Islámico de Turkestán, una organización terrorista vinculada con Al Qaeda, el Estado Islámico y fue catalogada como tal, tanto por China como por Rusia y Estados Unidos.
Con ello, el gobierno chino buscó erradicar de tajo el terrorismo y el extremismo en la región, declarando "guerra popular" e imponiendo diversas medidas en la región, como la prohibición de la burka —similar a los países europeos— y la implantación del mandarín como idioma oficial.
Sin embargo, el Partido Comunista Chino empezaría a planificar el desarrollo de "centros de reeducación" para combatir el extremismo que había sido impulsado por los separatistas vinculados con el yihadismo.
El cambio inició en 2016 con la llegada de Chen Quanguo, uno de los principales secretarios del partido —destacado por mantener una línea dura contra los separatistas del Tíbet—para hacerse cargo de la región de Xinjiang, así como más de 90 mil elementos policiacos para comenzar con la operación de los centros en 2017.
Los primeros centros en ser instalados fueron en edificaciones ya existentes, donde se establecieron tanto "escuelas" para combatir el extremismo, así como de educación y formación, donde los uigures recibirían enseñanza sobre la composición política y social de China, con base a lo enseñado directamente por el Partido Comunista.
El 25 de noviembre de 2019, el diario estadunidense The New York Times y periodistas del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) publicaron una extensa filtración de 400 páginas de documentos, provenientes de un miembro del gobierno chino, con el que se detallaba tanto los protocolos de los "centros de reeducación" para los uigures, así como testimonios de este tipo de centros. El caso fue denominado como "Los cables secretos de China".
Mientras que la comunidad internacional ha condenado en reiteradas ocasiones, la instalaciones de los "centros de reeducación", considerados como un "etnocidio" o "genocidio", el gobierno chino mantiene su respaldo hacia este sistema con el fin de evitar la propagación del extremismo en el país.
dmr