Las fuerzas israelíes atacaron la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, dos veces durante la noche, dijeron residentes el jueves, y sembraron el miedo en uno de los últimos lugares en los que la población civil podía refugiarse luego de que Israel amplió su ofensiva contra Hamás a zonas ya atestadas de desplazados.
Responsables de Naciones Unidas dicen que en el sitiado enclave palestino ya no quedan lugares seguros. Los intensos combates dentro y en las inmediaciones de la ciudad meridional de Jan Yunis han desplazado a decenas de miles de personas en un territorio donde más del 80 por ciento de la población ya había tenido que abandonar sus hogares y cortaron el suministro de alimentos, agua y otra ayuda vital a la mayor parte de la Franja.
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A dos meses del inicio de la guerra, la ofensiva israelí ha vuelto a hacer saltar las alarmas a nivel internacional. El secretario general de la ONU, António Guterres, utilizó una facultad rara vez ejercida para advertir al Consejo de Seguridad de una inminente “catástrofe humanitaria” y pedir a sus miembros que exijan un alto el fuego.
Estados Unidos ha pedido a Israel que limite los decesos y el desplazamiento de civiles y afirmó que en la campaña que arrasó gran parte de la Ciudad de Gaza y del norte del territorio fallecieron demasiados civiles. Pero la Casa Blanca, que ha prometido su apoyo inquebrantable a Israel, podría bloquear cualquier iniciativa de la ONU para frenar los combates.
Israel dice que debe aplastar las capacidades militares de Hamás y apartar al grupo del poder luego de ataque insurgente del 7 de octubre sobre el sur de su territorio, que provocó la guerra. Sus soldados han llegado a Jan Yunis, la segunda mayor ciudad del enclave, que ha sido descrita por las autoridades israelíes como el centro gravitatorio de Hamás, calificativos que ya emplearon antes para la Ciudad de Gaza y el hospital de Shifa.
Israel ha ordenado la evacuación de unas dos docenas de vecindarios en el sur, en lugar de toda la región, como hizo en el norte, lo que, según el ejército, muestra su preocupación por la población civil.
Pero las zonas en las que los palestinos pueden ponerse a salvo disminuyen rápidamente. Con el norte y el centro del territorio prácticamente aislados y sin acceso a la ayuda humanitaria, los palestinos se dirigen a Rafah, en el sur, y a otras zonas a lo largo de la frontera con Egipto, donde las viviendas particulares están atestadas y los campamentos improvisados se han desbordado.
Pero ni allí está garantizada la seguridad ya que Israel sigue atacando lo que dice que son objetivos de Hamás en toda la Franja.
El miércoles en la noche, un ataque arrasó una vivienda en Rafah, provocando una oleada de heridos en un hospital próximo. Eyad al-Hobi, quien presenció el incidente, dijo que alrededor de 20 personas resultaron heridas, incluyendo mujeres y niños. Otra casa fue alcanzada a primera hora del jueves, de acuerdo con los residentes.
“Vivimos con miedo a todas horas, por nuestros hijos, por nosotros, por nuestras familias”, contó Dalia Abu Samhadaneh, que ahora vive en Rafah con su familia tras escapar de Jan Yunis. “Vivimos con la ansiedad de la expulsión”.
Mientras, el ejército acusó a los insurgentes de disparar misiles desde zonas abiertas próximas a Rafah, en la zona humanitaria. Distribuyó imágenes de un ataque el miércoles contra lo que calificó como lanzaderas colocadas a las afueras de la ciudad y a unos cientos de metros (yardas) de un almacén de la ONU.
Según Naciones Unidas, alrededor de 1,87 millones de personas — más del 80 por ciento de los 2,3 millones de residentes en Gaza — han huido de sus casas y muchos de ellos han tenido que desplazarse varias veces.
La campaña israelí ha matado a más de 16.200 personas en el enclave, la mayoría mujeres y niños, y dejó más de 42.000 heridos, dijo el Ministerio de Salud del territorio, que apunta que bajo los escombros hay mucha gente atrapada. El ministerio, controlado por Hamás, no distingue entre víctimas civiles y combatientes.
Hamás y otros insurgentes se cobraron la vida de unas mil 200 personas, sobre todo civiles, en su ataque, en el que tomaron unos 240 rehenes. Se estima que en Gaza quedan 138 cautivos, especialmente civiles y hombres, tras la liberación de 105 durante un alto el fuego temporal a finales de noviembre.
El ejército dijo el jueves que alcanzó docenas de objetivos insurgentes en Jan Yunis, incluyendo el pozo de un túnel desde donde los combatientes habían lanzado un ataque y reportó la muerte de dos milicianos.
JCM