Ante los terremotos en Turquía y Siria que han dejado más de 41 mil personas muertas, la población turca sigue reuniendo esfuerzos para ayudar a los damnificados.
La anciana se apoya en un bastón y muestra su fajo de billetes: unas 13 mil liras turcas, alrededor de 690 dólares, para las víctimas del terremoto. El precio de su única vaca.
Campesina de Akyaka, en el extremo este de Turquía, Sarigul Kaçan, de 70 años, es un ejemplo del extraordinario empeño solidario de la población turca hacia los damnificados en el sur y el sureste del país, tras la peor catástrofe registrada en Turquía contemporánea.
El temblor del 6 de febrero, que causó más de 35 mil muertos en Turquía, dejó a al menos 6 millones de personas sin casa ni trabajo.
"Vendí mi ternera y daré el dinero al gobierno, en beneficio de aquellos que murieron y los que están bajo los escombros", declaró Sarigul.
Como ella, otros campesinos donaron lo que tenían de más preciado, una vaca, un toro...
En Erzurum, en las montañas de Anatolia oriental sacudidas por el terremoto en 1983, que dejó mil 550 muertos, la sobreviviente Nazime Kiliç se desprendió del toro que cuidó "con sus propias manos", explica a la agencia DHA: las 23 mil liras, alrededor de mil 220 dólares de la venta fueron para el AFAD, el organismo de emergencias turco.
"Tengo ocho hijos. Les dije: ayúdenles tanto como puedan", dice la mujer.
Gulper Tosun, en el oeste del país, vendió a su "ternero preferido" para ofrecer los 960 dólares a las víctimas.
Otro superviviente del sismo de Erzurum, Cafer Gunes, decidió donar los ahorros que tenía para su peregrinación a La Meca, unas 40 mil liras, cerca de 2 mil 120 dólares.
No nos dejan pagar
En otros lugares, las mujeres calientan los "tandir" (hornos) para sacar cientos de panes al día y enviarlos a las zonas siniestradas, a través del gobernador local.
Sadulá Sezer vendió su viejo coche y envió el dinero que consiguió más de 5 mil dólares al AFAD.
"Quiero ayudar al Estado (...), estoy contento de vender mi coche para ayudar a los necesitados", dice.
En la provincia de Bursa, en el noroeste, Serkenaz teje "sin parar" jerséis para los damnificados.
"Hace tanto frío allí, pero mis jerséis les mantendrán calientes", cuenta.
En Elbistan, cerca de Kahramanmaras, epicentro del sismo, el termómetro puede llegar a marcar -15 C° en la noche.
Entre las montañas de escombros, una mujer refugiada con su familia en una tienda de campaña descubre en los bolsillos del abrigo gris que acaba de recibir una galletas, guantes, un imperdible y un dulce.
"Esta gente es maravillosa. Incluso pensaron en un imperdible por si teníamos una prenda rota", dice entre lágrimas a la cadena TRT.
Los equipos de emergencia extranjeros que acudieron al lugar también han recibido estas muestras de solidaridad y agradecimiento.
Un equipo de seguridad civil español compartió desde Twitter que "Literalmente nos han parado en la carretera para hacernos entrega de estas viandas (...) No nos dejan pagar el desayuno o un dulce (...) todas las personas volcadas con los equipos de emergencia"
"No olviden, los protagonistas son ellos. Sólo somos su esperanza", rematan.
aag