Tras explosión en Beirut, renuncia ministra libanesa de Información

Manal Abdel-Samad acusó que los cambios siguen siendo esquivos en Líbano y lamentó no haber cumplido las expectativas del pueblo.

Manal Abdel-Samad, ex ministra libanesa de Información. / AFP
Editorial Milenio
Beirut /

Manal Abdel-Samad, ministra libanesa de Información de Beirut, renunció a su cargo, mientras el país gestiona las consecuencias de una devastadora explosión que golpeó la capital y llevó a un nuevo nivel la indignación pública.

Al menos 160 personas murieron, casi 6 mil resultaron heridas y el paisaje costero de Beirut quedó desfigurado, con cientos de edificios destruidos, tras la explosión de cientas de toneladas de material peligroso almacenado en un edificio del puerto.

En su carta de dimisión, Manal Abdel-Samad dijo que los cambios seguían siendo esquivos y que lamentaba no haber cumplido las expectativas del pueblo libanés.

“Dada la magnitud de la catástrofe causada por el terremoto en Beirut, que conmocionó al país y nos lastimó la mente y el corazón, y en respeto por los mártires y el dolor de los heridos, desaparecidos y desplazados, y en respuesta a la voluntad del público en favor de los cambios, dimito del gobierno”, escribió.

El desastre desencadenó protestas el sábado, en las que los manifestantes colocaron horcas en el centro de Beirut y celebraron ahorcamientos simbólicos de efigies en cartón de autoridades libanesas.

En espacios públicos de París, artistas urbanos pintaron murales sobre las explosiones en Beirut. (EFE)

Las protestas se volvieron violentas con rapidez y los manifestantes arrojaron piedras contra las fuerzas de seguridad, que respondieron con gas lacrimógeno y balas de goma. Un policía murió y docenas de personas resultaron heridas en confrontaciones que duraron horas.

Los manifestantes también se repartieron por la ciudad y atacaron varios ministerios. Tomaron  el Ministerio de Exteriores y declararon que sería la sede de su movimiento. En los ministerios de Economía y Energía, saquearon oficinas y se llevaron documentos públicos, afirmando que revelarían cómo la corrupción había permeado sucesivos gobiernos.

En tanto, se esperaba la renuncia de Hassan Diab, ministro de Medio Ambiente, quien asumió el cargo en enero y ha sufrido crisis sucesivas.

El gobierno, respaldado por la milicia Hezbollah y sus aliados, anunció que entraría en suspensión de pagos de su deuda soberana y lleva desde entonces en difíciles y divisivas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para pedir asistencia.

Las restricciones para combatir el coronavirus agravaron el impacto de la crisis económica y financiera y avivaron el descontento público contra el nuevo gobierno.

Los libaneses han criticado al ejecutivo de Diab por no ser capaz de abordar los desafíos y afirmado que representa a una arraigada clase política que controla la política del país desde el final de la guerra civil en 1990.

El ministro de Exteriores, Nassif Hitti, renunció antes incluso de la explosión, denunciando falta de “voluntad efectiva para conseguir reformas estructurales generacionales” y un liderazgo dividido en el gobierno.

Elecciones anticipadas

En un discurso televisado anoche, Diab dijo que la única solución era celebrar elecciones anticipadas. Pidió a todos los partidos que dejaran a un lado sus discrepancias y dijo que estaba dispuesto a seguir dos meses en el cargo para permitir que los políticos trabajaran en reformas estructurales.

Era improbable que la oferta calmara la creciente furia en las calles. También se esperaba que diera pie a largas discusiones sobre la ley electoral, en medio de peticiones de que se reforme el sistema de representación del país.

Líbano asiste a un creciente descontento contra la élite gobernante, a la que se atribuye la mala gestión y la corrupción consideradas como las causas de la explosión en un almacén del puerto de Beirut.


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