Silvio Berlusconi, una de las figuras más controvertidas y a la vez populares de Italia, protagonista de innumerables escándalos sexuales, judiciales y políticos, regresa a los 81 años al ruedo de la política como el gran “resucitado”, para dar nueva vida a la derecha italiana.
“Tiene más vidas que un gato”, reconoció el ex primer ministro Matteo Renzi, líder del Partido Democrático (PD, centro izquierda), y principal rival en esta campaña política.
El multimillonario político, que forjó su fortuna de la nada llegando a ser una de las mayores de Europa, reapareció con un rostro acartonado tras someterse a varias operaciones de cirugía plástica, el pelo teñido y un fuerte fondo tinta para cubrir los varios liftings y retoques.
“Es un combatiente excepcional. Ha sobrevivido a todo, tanto personal como políticamente”, recuerda el politólogo Giovanni Orsini.
El ex Cavaliere, cuya muerte política ha sido decretada en numerosas ocasiones, dejó atrás los escándalos judiciales y sexuales que ha protagonizado desde que llegó a ser primer ministro en 1994 y se presenta ahora como un padre de la patria, sabio y bueno, el hombre de la estabilidad, un árbitro con experiencia para guiar desde “la sombra” al país.
Desde la sombra, porque la Corte de Justicia Europea lo inhabilitó para ejercer cargos políticos y el Senado italiano lo expulsó en 2013, después de que la justicia lo condenara definitivamente por fraude fiscal en uno de sus numerosos juicios.
Con su resurrección, Berlusconi aspira a maniobrar tanto la economía como la política, salvar su imperio financiero en crisis, e impedir el triunfo de la formación antisistema Movimiento Cinco Estrellas —“una secta”, la tildó— entre los grandes favoritos, según explicó a la prensa otro politólogo, Massimo Cacciari.
No obstante la edad y los problemas de salud tras una delicada operación de corazón, Berlusconi quiere ser el padre fundador de una federación de centroderecha, que una desde los defensores de los animales hasta sus aliados de la Liga Norte, la formación más xenófoba de Italia y Hermanos de Italia, de corte neofascista.
El líder conservador, quien regresó al poder en 2001, con una interrupción de dos años entre 2006 y 2008, hasta el 2011, sabe llegar al alma del ciudadano italiano promedio, al que le ha prometido un sueldo de mil euros al mes y expulsar a 600 mil inmigrantes sin papeles.
El multimillonario magnate, con un estilo caracterizado por atacar duramente a sus enemigos y un acérrimo anticomunismo, se vio obligado a renunciar al cargo de primer ministro el 16 de noviembre de 2011, desacreditado por una crisis económica que tuvo a Italia al borde de un rescate internacional.
¿Su arma secreta? Simpatía y cara dura. Un día puede decir lo contrario del otro, y sabe mentir, sabiendo él mismo y todos que miente.
Nacido el 29 de septiembre de 1936 en una familia acomodada de la ciudad de Milán (norte), Berlusconi mostró su vocación por los negocios desde la adolescencia, cuando estudiaba en el colegio de los salesianos.
Animador de locales nocturnos en el balneario de Rímini (sobre el mar Adriático) durante su juventud, capaz de fascinar a turistas durante los cruceros con baladas románticas, Berlusconi siempre ha contado con la lealtad de un grupo de amigos íntimos, quienes le deben sus actuales fortunas.
Vendedor de aspiradoras a finales de los años 50 del siglo pasado, Berlusconi se graduó en 1961 en derecho y se dedicó al sector de la construcción, comenzando así una imparable carrera que ha suscitado interrogantes a las que nunca ha dado respuestas satisfactorias.
Condecorado como “Caballero del Trabajo” (‘Cavaliere del Lavoro’) a los 41 años, perdió el título tras la condena en 2013 a cuatro años de cárcel por fraude fiscal en el caso Mediaset (nombre de su empresa).
Pese a las críticas y controversias, Berlusconi ha sido durante casi dos décadas el “líder máximo” de la derecha italiana.
Su último mandato, de 2008 a 2011, estuvo marcado por los excesos y abusos del magnate en el ejercicio del poder, que suscitaron protestas de medios de comunicación, industriales e incluso de la Iglesia católica italiana.
Impecable en su aspecto, ha tenido una tumultuosa vida amorosa, dos matrimonios y cinco hijos, además de numerosas amigas, compañeras y amantes, algunas menores de edad, como la marroquí Ruby, una joven prostituta que solía participar en las célebres veladas al ritmo de “bunga bunga” en su mansión de Milán.