El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, celebró reuniones en Israel el martes para trazar un plan para el futuro de Gaza tras la guerra, mientras el ejército israelí seguía adelante con su ofensiva en el castigado territorio. Los intensos bombardeos y los combates remecían campos de refugiados y hacían huir a palestinos, además de complicar los esfuerzos de los grupos humanitarios para llevar ayuda a la población.
Blinken llegó a Israel tras anunciar que había conseguido compromisos de cuatro naciones árabes y Turquía para ayudar a reconstruir Gaza después de la guerra, algo que habían sido reacios a prometer antes de que se detuvieran los combates.
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Sin embargo, sigue habiendo amplias diferencias entre Estados Unidos e Israel sobre cómo se gestionará la Franja de Gaza cuando —y si— sus actuales gobernantes de Hamás sean derrotados. Las autoridades estadounidenses han pedido que la Autoridad Palestina, que ahora gobierna zonas de la Cisjordania ocupada por Israel, asuma el control de Gaza y que se reanuden las negociaciones sobre la creación de un estado palestino. Los líderes israelíes han rechazado de plano ambas cosas.
Blinken también intenta evitar que el conflicto se extienda tras una escalada en los combates entre Israel y Hezbollah y las amenazas israelíes de redoblar sus operaciones militares para poner fin al fuego transfronterizo casi diario del grupo armado desde Líbano.
Estados Unidos ha presionado a Israel para que reduzca su ofensiva en Gaza a operaciones más precisas contra Hamás. Pero el ritmo de muerte y destrucción ha continuado prácticamente igual, con varios cientos de palestinos muertos al día, según responsables de salud en Gaza. Israel ha prometido continuar hasta que haya destruido a Hamás en todo el territorio, en respuesta al ataque del 7 de octubre en el que los milicianos mataron a unas mil 200 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a otras 250 en el sur de Israel.
Aun así, después de tres meses de combates, Hamás mantiene una firme resistencia.
El ejército israelí dice que ha desmantelado la infraestructura de Hamás en el norte de Gaza, donde amplias extensiones han sido arrasadas. Pero los combates continúan allí contra lo que Israel describe como pequeños grupos de milicianos. La ofensiva se centra ahora en la ciudad sureña de Jan Yunis, donde las fuerzas de tierra llevan semanas combatiendo, y varios campos de refugiados urbanos en el centro de la Franja de Gaza.
“Los combates continuarán durante todo 2024”, dijo el vocero militar Daniel Hagari.
Durante la noche y hasta el martes por la mañana, la artillería y el fuego israelí resonaron en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza, donde las tropas han ido avanzando desde el norte, dijo un residente, Saeed Moustafa. Enfrentaban una fuerte resistencia de hombres armados en el campo, dijo.
Como otros campos de refugiados en Gaza, Nuseirat se construyó para alojar a palestinos expulsados de sus hogares durante la guerra de 1948 en torno a la formación de Israel, y a lo largo de las décadas se ha convertido en una localidad densamente poblada donde viven refugiados y sus descendientes.
Las familias en los barrios norteños de Nuseirat huían a otras zonas del campo, dijo Moustafa por teléfono, mientras se oían disparos esporádicos de fondo. Algunos intentaron ir al sur por la principal carretera norte-sur de Gaza, pero la encontraron bloqueada por tanques israelíes y se dieron la vuelta, dijo. En panfletos, el ejército había dicho a la gente que empleara otra carretera, que pasa junto a la costa, para evacuar.
Más al sur, en Jan Yunis, los aviones de combate golpearon varios lugares en la ciudad y sus alrededores. “Fue una noche intensa. Los bombardeos no pararon”, dijo Gaber Abu Hamed, que huyó de su casa en Ciudad de Gaza, en el norte, hace dos meses.
Desde que comenzó la guerra, la ofensiva israelí sobre Gaza ha matado a más de 23 mil palestinos, unos dos tercios de ellos mujeres y niños, y herido a más de 58 mil, según el Ministerio de Salud en Gaza, controlada por Hamás. La cifra de muertos no distingue entre combatientes y civiles, y un cuarto de la población enfrenta riesgo de hambruna porque el asedio israelí apenas permite la entrada de un goteo de comida, agua, medicamentos y otros suministros.
La oficina humanitaria de Naciones Unidas, conocida por sus siglas en inglés OCHA, advirtió que los combates en el centro de Gaza dificultaban seriamente las operaciones para distribuir ayuda. Varios almacenes, centros de salud y refugios se han visto afectados por órdenes de evacuación del ejército, señaló. Algunas panaderías en la ciudad central de Deir al-Balah se han visto obligadas a cerrar. Un almacén de Naciones Unidas sufrió un ataque la semana pasada en el que murió un empleado y el ejército detuvo a otros cinco trabajadores, de los que dos seguían retenidos.
El panorama es aún más sombrío en el norte de Gaza, aislado del resto del territorio desde octubre por las fuerzas israelíes. Decenas de miles de personas que permanecen allí enfrentan escasez de comida y agua. La OMS dijo el domingo que no había podido llevar suministros al norte de Gaza en 12 días debido a los bombardeos y a que no habían conseguido que el ejército israelí les garantizara un paso seguro.
OCHA dijo que el ejército había rechazado cinco intentos de enviar caravanas de ayuda al norte en las últimas dos semanas, lo que incluía entregas programadas de suministros médicos y combustible para instalaciones de agua y saneamiento. Como resultado, cinco hospitales en el norte no tenían acceso a suministros, decenas de miles se quedaron sin acceso a agua limpia y el riesgo de enfermedades crecía conforme fallaban los sistemas de alcantarillado, señaló.
Blinken, que hacía su cuarto viaje a Oriente Medio desde que comenzó la guerra en Octubre, se reunió el lunes con el presidente de Israel, Isaac Herzog, antes de sus conversaciones con el primer ministro, Benjamin Netanyahu, el gabinete de guerra y otros funcionarios.
Blinken dijo el lunes que Arabia Saudí, Jordania, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Turquía han acordado seguir planeando la reconstrucción y gobernanza de Gaza una vez termine la guerra entre Israel y Hamás. Esos países se habían resistido antes a las peticiones estadounidenses de comenzar la planificación de posguerra, insistiendo en que primero debía celebrarse un cese el fuego y una reducción drástica del sufrimiento de los civiles en Gaza.
Cualquier plan de posguerra para Gaza requerirá la colaboración tanto de israelíes como de palestinos, pero Netanyahu y su gobierno tienen sus ideas propias para el futuro de Gaza que probablemente no aceptarían los demás. Netanyahu sigue oponiéndose a una solución de dos estados para el conflicto israelí-palestino, algo que Arabia Saudí en concreto reclama para normalizar sus relaciones con Israel.
JCM