El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo que no había pruebas de que un líder indígena, cuya muerte fue condenada por la jefa de derechos humanos de la ONU Michelle Bachelet, haya sido asesinado por mineros que habrían invadido tierras tribales protegidas.
Bolsonaro hizo los comentarios después de que Emyra Wajapi, líder de la tribu Waiapi, fue encontrado muerto la semana pasada en tierras indígenas protegidas en el noroeste del país cerca de la frontera con Guayana Francesa.
La policía federal de Brasil está investigando la muerte, junto con las denuncias de algunos miembros de la tribu Waiapi de que sus tierras fueron invadidas por mineros informales.
"No hay evidencia sólida hasta el momento de que un indio haya sido asesinado", dijo Bolsonaro al abandonar el Palacio da Alvorada de Brasilia el lunes.
Bachelet pidió una investigación sobre el presunto asesinato de Wajapi el lunes, calificándolo de "un síntoma inquietante del creciente problema de la invasión de tierras indígenas, especialmente bosques, por mineros, madereros y agricultores en Brasil".
En un comunicado, Bachelet también instó a Bolsonaro a reconsiderar la propuesta de su gobierno de una mayor apertura hacia la minería en el área de la selva amazónica.
Con Bolsonaro la deforestación del Amazonas se ha disparado, amenazando las reservas indígenas protegidas.
El presidente calificó las cifras de deforestación como noticias falsas y criticó reiteradamente la existencia de tierras protegidas, diciendo que hay demasiadas y que impiden que el país aproveche sus recursos naturales.
"Brasil vive de las materias primas", dijo Bolsonaro el lunes. "¿Qué tenemos aquí además de los productos básicos? ¿La gente no recuerda esto? Si el negocio (de los productos básicos) falla, será un desastre".
Funai, la dependencia estatal que defiende los derechos indígenas en Brasil, dijo en un comunicado que el informe policial más reciente sobre la muerte de Wajapi mostró evidencia de la "presencia de un grupo armado" en su reserva indígena en el momento en que ocurrió. Sin embargo, dijo que todavía se estaba investigando.
Rica en oro, manganeso, hierro y cobre, la tierra de los waiapis está en un área remota de la selva, donde enfrentan crecientes presiones de mineros, ganaderos y madereros, especialmente desde que asumió el poder Bolsonaro, quien defiende la apertura de la Amazonas para la explotación minera.
Tras los primeros informes de la invasión, conocidos el sábado, equipos de la policía federal y la policía militar se trasladaron al lugar, según el Ministerio Público Federal (MPF), y llegaron el domingo a la aldea, ubicada a unos 300 kilómetros de la capital del estado, Macapá.
"Hay varias líneas de investigación en curso y no es posible afirmar lo que ocurrió. Estamos trabajando con varias hipótesis. Es posible que el crimen haya sido practicado por garimpeiros (mineros ilegales), por cazadores o incluso por otros indígenas", declaró el fiscal Rodolfo Soares Ribeiro Lopes, jefe del MPF de Amapá, a la radio nacional EBC.
Pero Bolsonaro afirmó a periodistas que por ahora "no hay ningún indicio fuerte de que ese indio fue asesinado"
dmr