México está en el arranque de la efervescencia política rumbo a la sucesión de Andrés Manuel López Obrador el próximo año. Mientras las corcholatas compiten en Morena, en la oposición Enrique de la Madrid busca ser el candidato del Frente Amplio por México para ser presidente.
Su padre, Miguel de la Madrid, gobernó de 1982 a 1988, en la antesala del reacomodo político que derivó en la apertura democrática y partidista del país con el fin de la hegemonía priista y la llegada del PAN, y luego de Morena, al poder.
Fuera de lo que se pudiera pensar, que un padre y un hijo lleguen a ser mandatarios de un país, ya sea como presidentes o primeros ministros, no ha sido tan raro, principalmente en el continente americano.
Y estos casos han sido generalmente, quitando las dictaduras de los Somoza en Nicaragua y de los Duvalier en Haití, a través de las urnas, aunque muchas veces con sus cuestionamientos y acusaciones de fraude de por medio.
Adams, Bush y Harrison: tres casos en Estados Unidos
La imagen quedó registrada el 6 de diciembre de hace cinco años para la historia estadunidense: es la Catedral Nacional de Washington y el fotógrafo capta, juntos, a Donald Trump y a su esposa Melania, a Barack y Michelle Obama, Bill y Hillary Clinton y a Jimmy y Rosalynn Carter. El entonces presidente y la primera dama acompañados por todos los ex mandatarios vivos y sus esposas.
Atentos, escuchan el discurso fúnebre de George W. Bush pronunciado en honor a su padre, muerto siete días antes:
“Papá me enseñó otra lección especial al mostrarme lo que significa ser un presidente que sirve con integridad, lidera con valentía y actúa con amor en su corazón por los ciudadanos de nuestro país”.
Cinco años antes, en la reedición de su libro Todo lo mejor, George Bush; Mi vida en cartas y otros escritos, Bush padre recordaba un pensamiento que tuvo en el Despacho Oval de la Casa Blanca: “Ojalá pudiera ayudarlo, ojalá pudiera hacer algo para que fuera más ligera esa carga. Pero no puedo, soy un viejo y quizá mi instinto no sea tan bueno como antes”.
Padre e hijo gobernantes. Uno, George Herbert W. Bush, ocupó la presidencia 41 (1989-1993) y el otro, George W. Bush, fue el mandatario 43 (2001-2009).
No ha sido el único caso en Estados Unidos. John Adams fue, entre 1797 y 1801, el segundo mandatario estadunidense, sucediendo a George Washington, tras ser su vicepresidente. Entre 1825 y 1829, su primogénito, John Quincy Adams, se desempeñó como el sexto presidente de Estados Unidos.
Hay otro caso en la Casa Blanca aunque con un salto generacional: William Henry Harrison fue el noveno presidente aunque poco le duró el gusto; en el día 32 –entre marzo y mayo de 1841- falleció por neumonía en el puesto, lo que convierte su mandato en el más corto de la historia estadunidense.
Casi medio siglo después, su nieto Benjamin Harrison asumió como el vigésimo tercer presidente estadunidense entre 1889 y 1893.
De Canadá a América Latina
Pero no solo en Estados Unidos se han dado casos donde padre e hijo han gobernado. Otros países de América destacan con ejemplos similares.
Si uno viaja a la ciudad de Montreal, Quebec, va a llegar al Aeropuerto internacional Pierre Elliott Trudeau. Para muchos podrá pasar desapercibido, o no generará curiosidad alguna saber el motivo por el que esa importante terminal de aviación canadiense lleva ese nombre.
Durante 15 años, primero de 1968 a 1979 y luego de 1980 a 1884, Pierre Trudeau dominó la esfera política canadiense al ser su primer ministro.
Y mientras gobernaba nació su primogénito, Justin, en 1971, quien vivió toda su niñez y el inicio de la adolescencia como hijo de uno de los gobernante más populares y controvertidos que ha tenido Canadá.
Quizá por eso heredó el gusto por la política, pues siguió los pasos paternos y desde noviembre de 2015 es primer ministro canadiense.
En América Latina, al menos siete países han tenido casos donde padre e hijo ocuparon la Presidencia.
En Bolivia, Hernando Siles gobernó de 1926 a 1930 y tuvo dos hijos que le sucedieron en el puesto; primero Hernán Siles Zuazo, que fue mandatario en dos ocasiones, de 1956 a1960 y luego de 1982 a 1985.
Su otro hijo, Luis Adolfo Siles Salinas, asumió, en su calidad de vicepresidente, el poder por solo seis meses en 1969 al morir el mandatario René Barrientos.
En Chile, el predecesor de Salvador Allende en la presidencia fue el demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva, de 1964 a 1970.
Ya de regreso a la democracia, tras la dictadura pinochetista, su hijo, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, fue mandatario del país entre 1994 y 2000.
En Colombia, Andrés Pastrana estuvo al mando del ejecutivo entre 1998 y 2002 mientras que su padre, Misael Pastrana, gobernó entre 1970 y 1974.
Los Figueres encabezaron el Ejecutivo en Costa Rica por 14 años; primero el padre, José, durante tres períodos: 1948-1949, 1953- 1958 y 1970-1974; luego el hijo, José María, quien fue presidente de 1994 a 1998.
En Nicaragua, desde su independencia en el siglo XIX el clan Chamorro ha estado presente en la política con seis mandatarios.
Dos de sus presidentes fueron padre e hijo: Pedro Joaquín Chamorro y Alfaro, entre 1875 y 1879 y Diego Manuel Chamorro Bolaños, de 1921 hasta su muerte, el 12 de octubre de 1923.
Panamá también ha tenido la coincidencia de que padre e hijo ocupen el Ejecutivo, pero con una característica particular muy distinta a los demás casos americanos: Omar Torrijos, como “Líder Máximo de la Revolución”, encabezó una dictadura de 1968 a 1981, mientras su hijo Martín gobernó de 2004 a 2009, tras ser elegido en las urnas y cumpliendo un periodo presidencial democrático.
En Perú, más allá de los tres intentos electorales de Keiko de ocupar la presidencia que por una década (1990-2000) retuvo su padre Alberto Fujimori, al principio de forma democrática para luego ser severamente cuestionada su permanencia, el país sudamericano tiene un ejemplo de padre e hijo como jefes de Estado.
Mariano Ignacio Prado fue en un solo periodo mandatario de facto, presidente provisorio y constitucional (1865-1868) para regresar a un segundo periodo vía las urnas (1876 -1879).
Manuel Carlos Prado y Ugarteche, uno de sus 15 hijos, fue presidente tras ganar las elecciones en dos períodos: 1939-1945 y 1956-1962.
Otro de sus hijos, Jorge Prado y Ugarteche, fue candidato en 1936 en unos comicios que terminaron por anularse.