Entre los 400 bomberos que lucharon para combatir el incendio en la Catedral de Notre Dame, se encontraba “Colossus”, un robot no tripulado.
Con un poderoso cañón de agua y manipulado a control remoto, fue él quien asumió el riesgo cuando, luego de más de 9 horas de propagarse las llamas en la catedral parisina, la situación se volvió peligrosa para el ser humano.
El autómata tiene una altura de 1.60 metros y pesa 500 kilos, y fue diseñado para la intervención en áreas peligrosas; es capaz de subir escaleras, remolcar peso de hasta 2 toneladas, trabajar de forma autónoma por 5 horas y aguantar temperaturas extremas.
Fue diseñado por la compañía francesa Shark Robotics, y se convirtió en el binomio de la Brigada de Bomberos de París para controlar el fuego del templo gótico, refugio de un incalculable patrimonio artístico.
"Colossus" entró a la acción conectado a una potente manguera, tratando de evitar que la aguja principal de Notre Dame colapsara. A pesar de este incidente, el robot pudo controlar el fuego y contribuir a culminar con el siniestro.
De acuerdo con el fabricante, el autómata puede extinguir incendios, transportar heridos, realizar resúmenes de información y hacer reconocimiento óptico mediante una cámara HD de 360 grados, misma que funciona de día y noche.
Lejos de desplazar a los bomberos de sus labores, el robot busca ser una opción para mantener a salvo a las cuadrillas de los cuerpos de rescate.
jos