El gobierno chileno abrió un nuevo proceso para dejar atrás la Constitución redactada durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) a la que se le han atribuido años de crecimiento económico.
Los chilenos elegirán el 7 de mayo un Consejo Constitucional de 50 miembros encargados de redactar el nuevo proyecto constitucional.
La ley que permite el proceso fue aprobada por el Congreso chileno este miércoles tras el rechazo que recibió el último proyecto en septiembre de 2022 cuando el 61% del electorado prefirió mantener la actual constitución.
En contraste con el intento anterior, donde el borrador fue redactado por una convención paritaria de 154 integrantes elegidos por voto popular y con cupos reservados a indígenas, esta nueva apuesta tiene tres órganos; uno de ellos electo por voto popular.
También, en esta ocasión habrá dos instancias designadas por el Congreso, cuya composición ha sido cuestionada por críticos del proyecto.
Diferencias del nuevo proyecto
La diferencia más sustancial son las 12 "Bases Fundamentales", inmodificables y que deben estar incluidas en la nueva Carta Magna, establecidas antes de iniciado el proceso: como que Chile es una "República democrática" con un carácter "unitario y descentralizado".
También fija los emblemas nacionales (bandera, escudo e himno), y la existencia de tres poderes separados: Ejecutivo, Judicial y Legislativo, con un Senado y una Cámara de Diputados y Diputadas.
Igualmente, se le reconoce a los pueblos indígenas "como parte de la Nación chilena, que es una e indivisible", lo que impide declarar a Chile como un estado "plurinacional" como lo hizo el proyecto rechazado.
Esta edición determina, además, la autonomía del Banco Central y la Contraloría General, entre otras instituciones.
El proyecto contará con una Comisión de Expertos que escribirá un anteproyecto que será discutido en el órgano electo y el Comité Técnico de Admisibilidad que garantizará que el articulado no contravenga las llamadas "Bases Fundamentales".
aag