Autoridades cuentan los sufragios de más de 15 millones de chilenos fueron convocados este domingo para votar a favor o en contra de una nueva propuesta constitucional para reemplazar la Carta Magna vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet, después de un fallido intento el año pasado.
El nuevo texto, redactado por una mayoría de constituyentes de la derecha y ultraderecha, es más conservador que el que pretende sustituir tanto en lo moral como en lo económico, ya que profundizaría en los principios del libre mercado, reduciría la intervención del Estado y podría limitar algunos derechos, como los reproductivos.
La votación se produce un año después de que los chilenos rechazaran con un 62% de los votos otro proyecto, entonces redactado por un constituyente con mayoría de izquierdas, que muchos calificaron como una de las iniciativas constitucionales más progresistas del mundo.
Si los votantes rechazan el nuevo texto seguirá en vigor el de 1980, elaborado por el régimen militar de Augusto Pinochet (1973-1990), pero que ha sido reformado hasta en 70 ocasiones.
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Advierten retroceso social con la nueva Constitución
La nueva propuesta constitucional plantea que Chile es un Estado social y democrático que “promueve el desarrollo progresivo de los derechos sociales” a través de instituciones públicas y privadas. Sus detractores afirman que, aunque haya libertad de elección en salud, educación o pensiones, sólo podrán escoger quienes tengan poder adquisitivo.
Los colectivos feministas y personalidades como la ex presidenta Michelle Bachelet denuncian que en el cambio de redacción de la nueva propuesta “la ley protege la vida de quien está por nacer” frente a la actual “la ley protege la vida del que está por nacer” podría allanar el camino para derogar el aborto terapéutico en tres causales (violación, riesgo de la vida de la madre o invialidad del feto), que rige desde 2017. Además denuncian retrocesos en materias de servicios sociales o participación política.
La iniciativa también contiene elementos polémicos en temas como la migración al consagrar la expulsión de extranjeros irregulares “lo antes posible”, la objeción de conciencia de instituciones, el derecho de huelga o la exención tributaria del pago de contribuciones de la primera vivienda.
Los partidarios del texto señalan que es un texto moderno, que consagra temas que preocupan a la ciudadanía como la seguridad o las libertades y que dará certeza al país para salir de un largo periodo de incertidumbre.
Último intento por cambiar la Constitución de Chile
Sea cual sea el resultado del plebiscito, este parece ser el fin de un proceso que inició después del estallido social de 2019, donde miles de chilenos tomaron las calles para demandar mejores pensiones, salud, y educación y acabar con las desigualdades, unas protestas sin precedentes en la historia de este país latinoamericano considerado una de las democracias más estables de la región.
El segundo proceso constitucional está marcado, al contrario del primero, por la apatía y poca participación de la ciudadanía, que le dio la espalda en parte por el golpe que supuso el fracaso del primero entre los más progresistas pero, sobre todo, por el agotamiento que enfrenta la ciudadanía después de 10 procesos electorales en menos de dos años y medio.
Se imponga el resultado que se imponga el oficialismo no tendrá mucho que celebrar y, si gana el rechazo, el presidente Gabriel Boric, y también varios partidos políticos aseguraron que no impulsarán un tercer intento constitucional.
Las últimas encuestas daban una ventaja al rechazo al texto unos ocho puntos por delante de quienes la apoyan. Pero en todos los sondeos la diferencia se ha ido reduciendo en las últimas semanas con un significativo número de indecisos o con opinión cambiante, con lo que existe mucha incertidumbre ante los resultados.
aag