Varias ciudades de China habilitaron sus refugios antiaéreos para ofrecer a la población alivio del calor en un momento en que las temperaturas inusualmente altas empiezan a cobrar vidas en algunas partes del país.
El norte de China sufre largos días de temperaturas récord agravadas por la sequía. A principios de esta semana, Beijing registró nueve días consecutivos de temperaturas superiores a los 35 grados Celsius (95 grados Fahrenheit), según el Centro Climático Nacional —una racha que no se producía desde 1961.
Hangzhou, en la costa oriental; Wuhan, en el centro del país; y Shijiazhuang, en la provincia de Hebei vecina a Beijing, abrieron sus refugios antiaéreos a los habitantes que querían escapar del calor.
Las autoridades han emitido alertas sanitarias y en la capital y otras ciudades han suspendido el trabajo al aire libre.
Hasta ahora se ha atribuido dos muertes al calor sofocante. Las autoridades de salud informaron que un guía de turismo se desmayó y murió insolado durante un paseo por el Palacio de Verano, un enorme jardín imperial del siglo XVIII. El mes pasado, una mujer en Beijing también murió de un golpe de calor.
Las autoridades de salud en Shaoxing, una ciudad vecina de Hangzhou, indicaron el jueves que se han registrado muertes debido al calor, pero no dieron detalles.
Ciudades como Chongqing, en el suroeste, conocidas por sus veranos tórridos, usan desde hace años sus túneles de defensa antiaérea como refugios públicos del calor.
Las ciudades chinas construyeron refugios antiaéreos durante la invasión japonesa en 1937. La construcción se reanudó a finales de la década de 1950, cuando se deterioró la relación con la Unión Soviética y Beijing temía un ataque nuclear.
Muchos refugios actuales cuentan con áreas para sentarse y ofrecen agua, refrescos, medicamentos contra la insolación e incluso Wi-Fi, televisión y mesas de pingpong.
EHR