Clamor y fe para buscar la paz

Crónica

“La nueva Bolivia debe descender del cielo, del corazón de Dios”, afirmó el cura.

Policías convocaron a civiles a un acto religioso en La Paz. (Israel Navarro)
La Paz /

Cuando los políticos no escuchan, es necesario pedir ayuda divina: hincarse, rezar y mirar al cielo para tratar de cambiar la realidad.

A una semana de la renuncia a la presidencia y salida de Evo Morales de Bolivia, a siete días de los enfrentamientos entre socialistas y fuerzas armadas que han dejado nueve muertos (23 en un mes) y decenas de heridos, los paceños tomaron la Plaza Avaroa para clamar por tiempos mejores.

La capital boliviana fue la sede de la misa convocada por los policías nacionales para la reconciliación en el país y dejar atrás las disputas políticas.

El coronel Ruddy Uria agradeció a los presentes, en su mayoría adultos mayores vestidos de blanco, que acudieron al llamado: “Ojalá que la gente que está en los bloqueos entren en razón; somos hermanos, pacíficos, nunca nos habían tenido en ese concepto en América Latina; nosotros somos como ustedes, somos humanos”.

Mientras se instalaba la improvisada capilla en la plaza, los policías llegaban en convoy, como en los operativos de los últimos días, solo que esta vez no fueron agredidos, está vez los recibieron con aplausos.

Los uniformados tampoco respondieron con gases lacrimógenos, balas de goma, acelerones de moto para intimidar, o disparando sus armas largas –ahora lo permite el decreto supremo de la presidenta Áñez–. Esta vez respondieron con tímidos: “¡Gracias!”, así como con sonrisas.

Las bandera nacional de Bolivia ondeó junto a la multicolor Whipala y la blanca de la paz, representando la unión de dos Bolivias: la tricolor, estandarte civil y símbolo de una nación en desarrollo, y la cuadrangular de siete colores, que representa a las etnias indígenas de la cordillera de Los Andes.

El párroco leyó los salmos que hablaban del surgimiento de la Nueva Jerusalén, que debió ver sus tierras arder para renacer. Equiparaba este hecho bíblico con lo que vive actualmente su país: la nueva Bolivia debe descender del cielo, del corazón de Dios. Por eso lo hemos invocado ante la destrucción. No perdamos la esperanza”.

Un coro entonó el Himno Nacional de Bolivia que se replicó entre los presentes para formar una sola voz. Algunos ahogaron el llanto cerrando los ojos; otros, cubriéndose con lentes; sin embargo, unos más no tuvieron miedo de llorar.

El comandante Rodolfo Montero realizó la petición central de la misa, quien con la voz entrecortada pidió por sus hombres desplegados, por los manifestantes y “sus hermanos bolivianos”.

“En tu nombre y con el poder de tu sangre sellamos toda persona, hecho o acontecimiento donde el enemigo nos quiera hacer daño. Con el poder de la sangre de Jesús, sellamos toda protestad destructiva en el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego, debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas de la naturaleza, en los abismos del infierno y en el mundo en el cual nos movemos. Solamente nos queda hacer buenos votos, para que la paz y la tranquilidad retornen”, clamó.

El momento más emotivo fue cuando policías, religiosos y civiles convocados se tomaron de la mano y de rodillas rezaron el Padre Nuestro. Tras dar la bendición a los asistentes y un largo aplauso acompañado de gritos de: “Bolivia en Paz”, el comandante Montero se puso en el centro del improvisado altar y pidió que estas ceremonias se repliquen en todo el país.

Uno de sus colaboradores le entregó una bandera blanca que ondeó durante varios segundos.

Ayer, tal vez por ayuda divina, no se registraron enfrentamientos, las regiones estuvieron en tranquilidad.

A veces, cuando los políticos no escuchan, es necesario pedir ayuda divina.

  • Israel Navarro
  • israel.navarro@milenio.com
  • Licenciado en Comunicación y Periodismo por la UNAM. Reportero de Grupo MILENIO desde hace más de 10 años asignado a temas de política y crimen organizado.

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