Más de 8 millones de cubanos están convocados a decidir este domingo en las urnas la composición de la próxima Asamblea Nacional (AN), en el arranque de la primera transición generacional en el alto mando del país en casi 60 años, que podría incluir la repartición institucional del poder entre dos líderes.
El mandatario Raúl Castro, 86 años, figura entre los 605 candidatos a diputados de la AN, junto con el ingeniero Miguel Díaz-Canel, 57 años, actual primer vicepresidente y eventual aspirante a la jefatura del Estado y del gobierno, según las insinuaciones de la prensa oficial.
De la renovada AN serán elegidos el 19 de abril los 33 integrantes del Consejo de Estado que seleccionarán de entre ellos, ese mismo día, al nuevo presidente de la república.
Salvo imprevistos de salud, todo indica que Castro se mantendrá al frente del Partido Comunista de Cuba (PCC) hasta 2021, cuando está concebido el próximo congreso de esa organización, que constitucionalmente es la instancia política directriz de la nación.
Castro fue reelecto en 2016 para un último mandato al frente del PCC por lo cual, cuando entregue la presidencia del país emergerán por primera vez desde 1976 dos figuras claves: una al frente del partido único y otra en las jefaturas del Estado y el gobierno.
Primero Fidel Castro y después su hermano Raúl han centralizado la dirección del gobierno, el Estado, el PCC y la comandancia de las fuerzas armadas, por lo que “será interesante constatar la armonía entre esas dos nuevas esferas de poder”, en opinión del politólogo Arturo López-Levy.
“Todo está previsto, eso está hablado desde que Fidel (Castro) estaba vivo. Se dijo que cuando Fidel no estuviera, desde el partido se tomarían las decisiones. Hace mucho tiempo que se está preparando la sucesión” ha declarado Mariela, hija de Raúl Castro.
Aunque no hay indicios de contradicciones en la dirigencia cubana —como ocurrió entre Mijaíl Gorbachov y Boris Yeltsin en el final de la Unión Soviética—, Castro ha reconocido la existencia de dos corrientes opuestas como el “obstáculo fundamental” a las reformas económicas que impulsa.
Se refirió, sin identificar, a quienes mantienen “sentimientos de nostalgia” por el mando centralizado al estilo de la URSS y a los que enmascaran “aspiraciones de restauración del capitalismo”, propiciando así una incógnita: ¿estará presente esa contradicción en la máxima instancia de poder político de la nación?
El analista cubano Harold Cárdenas estimó el pasado miércoles que “el relevo generacional tampoco es garantía de que se camine al futuro. Mientras sigan existiendo los que ven en la inercia dogmática una garantía del poder revolucionario, más cerca está el socialismo cubano del fin”.
El nuevo apretón de tuercas a la isla por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, también planea sobre las elecciones de mañana, que servirán además para renovar los gobiernos provinciales y en la que los grupos opositores no lograron nominar candidatos.
El 47.4 por ciento de los aspirantes fueron propuestos en asambleas de barrios por sus vecinos y elegidos mediante voto secreto. La nominación del resto corrió a cargo de la comisión de candidatura que integran organizaciones sociales afines al PCC.
En este contexto, informes oficiosos indican que concluidas las elecciones y antes del 19 de abril próximo, se darán a conocer los cambios constitucionales que se vienen discutiendo en comisiones de expertos de la actual AN para oficializar la transición.