Después de que rebeldes sirios rodearon Damasco y se apoderaron de varias ciudades este sábado, se declaró el inicio de una "nueva era", donde el presidente Bashar al Asad huyó del país.
Medios informaron que tanto él como su familia llegaron a Moscú, Rusia, donde les concedieron asilo.
El líder de la ofensiva insurgente, Abu Mohamed al Jolani, aseguró que el derrocamiento del presidente sirio supone "una nueva historia para toda la región" y que Siria "se purificó".
Después del derrocamiento, decenas de miles de sirios, en su mayoría huidos a Austria en la última década por el conflicto en Siria, salieron a las calles para celebrar el fin del régimen.
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