Hace 100 años que no ocurría: la nueva Cámara de Representantes de Estados Unidos levantó la sesión este martes sin lograr elegir a su presidente debido a tensiones entre los republicanos.
El republicano Kevin McCarthy, el gran favorito para sustituir a la demócrata Nancy Pelosi, no logró calmar la revuelta de un grupo de partidarios del ex presidente Donald Trump, que lo consideran demasiado moderado.
Los congresistas decidieron levantar la sesión hasta este miércoles por la mañana para darse tiempo de negociar.
Los republicanos, que obtuvieron una ligera mayoría de los escaños en las elecciones legislativas de noviembre, se proponen usar su contrapoder para abrir una serie de investigaciones sobre el presidente estadunidense, el demócrata Joe Biden, por ejemplo sobre la forma en que gestionó la pandemia de covid-19.
Pero antes tienen que ponerse de acuerdo sobre quién presidirá la Cámara de Representantes para que los congresistas puedan prestar juramento.
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Se oponen
La elección del titular de la Cámara de Representantes, conocido como speaker, requiere una mayoría de 218 votos.
Una cifra que McCarthy no ha logrado alcanzar por el momento, después de tres rondas, debido a la oposición de una veintena de congresistas afines a Trump, pese a que cuenta con un amplio apoyo dentro de su partido. De hecho, el anuncio de su nominación fue recibido con una gran ovación de pie en las filas republicanas.
Al comienzo de la tercera ronda se palpaba cierto malestar. Los republicanos más moderados pedían a sus colegas apoyar a McCarthy.
“Vinimos aquí para hacer cosas”, afirmó el líder del grupo republicano, Steve Scalise, lo que despertó risas entre demócratas.
A lo largo de las votaciones, el partido de Biden se unió en torno a la candidatura del líder demócrata, Hakeem Jeffries, aplaudiéndole al son de “¡Hakeem, Hakeem, Hakeem!”, pero carece de votos suficientes para salir elegido.
La elección de un presidente de la Cámara de Representantes puede decidirse en horas o semanas. En 1856 se tardó dos meses.
McCarthy parece dispuesto a hacer concesiones a los más conservadores para evitar que la historia se repita, ya que en 2015 el ala derecha del partido ya le impidió ocupar el cargo. Pero tampoco puede ponerse en contra a los republicanos moderados.
Aunque su margen de maniobra es reducido, por el momento no tiene un rival fuerte. Como posible alternativa solo circula el nombre de Jim Jordan.
Con la Cámara de Representantes bajo control de los republicanos, Biden no podrá impulsar grandes proyectos, pero el campo contrario tampoco porque el Senado sigue en manos de demócratas.
Para que se atrincheren en una oposición sistemática tendrán que estar unidos y en la votación del presupuesto en diciembre se vio que algunos republicanos votaron con los demócratas.
En la elección de speaker la desunión salta de nuevo a la vista.