La policía de Nueva Zelanda ha contado hasta ahora 41 trozos de metanfetamina ocultos en envolturas de golosinas, cada uno con una cantidad potencialmente letal de la droga, distribuidos sin saberlo por un banco de alimentos de Auckland.
La tarde del viernes, las autoridades recolectaban dos docenas más de las golosinas contaminadas de entre el público, dijo la policía en un comunicado, lo que eleva a al menos 65 el número total de golosinas compartidas accidentalmente en paquetes de alimentos. Se ignora cuántas más estaban en circulación, declaró el detective inspector Glenn Baldwin.
Ninguna persona ha sufrido daños graves debidos a las golosinas.
Una persona desconocida donó las golosinas, ocultas en envolturas de la marca malasia de confitería Rinda, y que lucían idénticas a los caramelos de frutas, a la Misión de la Ciudad de Auckland en algún momento de las últimas seis semanas, dijo el miércoles la organización caritativa. Un día antes, el personal comenzó a localizar frenéticamente a los destinatarios de hasta 400 paquetes de comida después de que un cliente reportó una golosina “que sabía raro”, y una prueba de drogas reveló que las golosinas eran metanfetamina sólida.
Tres personas recibieron tratamiento en hospitales tras probar las golosinas, pero fueron dadas de alta rápidamente. El sabor “asqueroso” hizo que la mayoría de las personas que probaron las golosinas las escupieran de inmediato, dijo Helen Robinson, miembro de la Misión.
La cantidad de metanfetamina de cada golosina era de hasta 300 veces la dosis que alguien podría consumir usualmente y podría ser letal, de acuerdo con la Fundación de Drogas de Nueva Zelanda, la organización de vigilancia y política de drogas que primero sometió a prueba las golosinas.
Ben Birks Ang, vocero de la fundación, dijo el miércoles en una conferencia de prensa que disfrazar las drogas como bienes inocuos es una técnica común de tráfico transfronterizo, y que podrían haberse distribuido más golosinas en toda Nueva Zelanda.
YRH