Cuba recordó hoy el cumpleaños 97 de Fidel Castro con conciertos, exposiciones fotográficas y testimonios transmitidos por la televisión estatal de personas que conocieron a quien, siete años después de su muerte, sigue siendo un referente en el país caribeño.
“Yo era pionera (estudiante de primaria) y de pronto sentí una mano en mi hombro y cuando me viré era Fidel que estaba allí con todos nosotros para enseñarnos a comer espaguetis”, mencionó una médico entre las muchas anécdotas emitidas a través de la pantalla chica.
Castro fue el fundador en Cuba del primer estado socialista de América proclamado por él en abril de 1961 entre milicianos armados y listos para ir al combate horas después de varios bombardeos organizados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos en preludio a una invasión armada.
“Yo tenía 16 años, me habían entrenado a la carrera en una batería antiaérea, y de aquel acto, que no olvidaré nunca, salí con mi batallón hacia Playa Girón a enfrentar a los mercenarios. Y desde entonces, lo seguí hasta el final”, recuerda a MILENIO, Sergio Pérez, ingeniero jubilado.
Acomodado en su casa del oeste de La Habana, Pérez hace un extenso y elogioso recuento de Castro, quien mucho después de su muerte también es blanco de las críticas más punzantes de sus adversarios.
“No fue más que un dictador”, asegura Rigoberto Guerra desde Miami, sur de Estados Unidos.
Los sueños de Castro
“Yo sueño mucho con el Che Guevara; está vivo, con su uniforme y hablamos mucho, discutimos mucho de muchas cosas. Yo sueño que hablamos de todos estos problemas de hoy, él los enfoca muy bien, muy objetivamente. Al Che lo siento muy vivo, hablo en sueños con él como si realmente estuviera vivo, de problemas que son de hoy”, le confesó Castro al periodista argentino Jorge Timossi en una madrugada de 1990.
Pocos meses después de esa evocación, Cuba entró en otra crisis por la caída de su principal aliado, la Unión Soviética. Los cortes de electricidad llegaron a las 16 horas diarias, el desayuno apenas era la mezcla de agua con azúcar y los adversarios en Miami comenzaron a hacer las maletas para un regreso victorioso.
Elogiado y rechazado
Elogiado hasta la adoración o rechazado sin misericordias, Fidel Castro sigue siendo un símbolo de lucha y victoria, cuando la isla se ve envuelta en otra de las muchas etapas difíciles vividas desde el triunfo.
“Nos falta Fidel para tener la confianza de que saldremos de esta crisis”, dice Hilda Núñez, también septuagenaria, cuyos dos hijos se fueron a vivir a España. “Ellos nunca llegaron a tener el compromiso de mi generación”, agrega con tristeza.
Un nuevo liderazgo conduce hoy los destinos del país con el socialismo como rumbo, y tanto Hilda, como Sergio y otros muchos han vuelto a vibrar con el recuerdo de Fidel, pero al mismo tiempo, cuando hablan del complicado presente y del futuro cierto temor se les escapa, mientras transcurre una cotidianidad convulsa y cuentan también quienes pasan por alto la efeméride.
ST